En los 20 años comprendidos entre 1999 y 2018, la provincia de Ourense ha perdido 36.327 habitantes. Al cierre del pasado año, Ourense queda a 9.224 habitantes de situarse por debajo de los 300.000. Hace dos décadas rondaba los 350.000. Al paso que ha ido desde que entramos en el nuevo milenio y en el siglo XXI no parece que vaya a tardar mucho en bajar de los 300.000 ourensanos. A no ser que se haga algo serio y realmente eficaz para recuperar población.

Sólo 9 concellos de los 92 de esta provincia han subido población en este período. Han sido Allariz, Amoeiro, Barbadás, O Barco de Valdeorras, O Carballiño, Pereiro de Aguiar, San Cibrao das Viñas, Verín y Xinzo de Limia. En este último caso, el hecho de que haya bajado en 2018 de de los 10.001 habitantes y, por ello, pierda 4 escaños, no quiere decir que no haya subido población con respecto a hace 20 años. Los 83 restantes la han perdido.

Lo que incluye también a la capital, que ha perdido desde entonces 3.615 habitantes. Por contra, han resistido villas como las mencionadas de Xinzo de Limia, O Carballiño, O Barco y Verín; pero no otras como Ribadavia, Celanova, A Rúa, Maceda, A Pobra de Trives o Viana do Bolo que han perdido población. La provincia contabiliza una densidad poblacional de 42,5 (42,5 habitantes por kilómetro cuadrado), con la capital al frente, como es lógico, con sus 1.247 habitantes por km./2. Una realidad muy distinta a la de Chandrexa de Queixa y Vilariño de Conso que, con 2,7, son desde hace muchos años los concellos con mayor dispersión población y, por ello, con el mayor coste per capita para sus concellos a lo hora de dispensar servicios a sus ciudadanos.