113 munícipes ourensanos habrán cobrado de sus concellos al final de este mandato más de 10 millones de €
 
 
Al año, los alcaldes y alcaldesas rondan los 1,5 millones de euros en percepciones fijas, mientras que los concelleiros y concelleiras no llegan a 1,2
 
   
 
10 de Octubre de 2018: OURENSE DIXITAL

113 munícipes de esta provincia cobran de sus concellos todos los meses. Los 113 tienen nóminas que perciben con cargo a las arcas municipales de aquellos concellos donde son alcaldes o concelleiros. De ellos, 55 son los regidores municipales o alcaldesas y los 58 restantes concelleiros de los correspondientes equipos de gobierno. Lo que quiere decir que casi hay tantos alcaldes y alcaldesas con nóminas como concelleiros y concelleiras.

Mayor es la diferencia que representa el volumen de sus nóminas según sean unos u otros: los 55 alcaldes cobran un bruto anual de casi 1,5 millones de euros, mientras que los concelleiros perciben un total de 1.166.655 euros/año. De esos 58 concelleiros y concelleiras con nómina en sus concellos, 11 están en la capital, Concello de Ourense.

Teniendo en cuenta que el coste de todos ellos ha sido similar sino prácticamente idéntico en los últimos años, habrán percibido a la conclusión del mandato más de 10 millones de euros. Quizá un poco menos, porque algunos de ellos, como los alcaldes de Cualedro y Ribadavia, se han incorporado a esta lista entrado el mandado al perder los salarios que percibían de la Deputación de Ourense al inicio del mismo. En todo caso, la administración local no habrá pagado por debajo de esos 10 millones de euros en nóminas a sus munícipes en el mandato que comenzó a mediados de 2015.

Es lo que cobran, no lo que cuestan, a sus respectivas arcas municipales. Porque a sus nóminas hay que añadir todavía las cuotas de la Seguridad Social y otros derechos que asume el pagador (en este caso el Concello). Rara vez tales costes se hacen públicos. Y es lo que cobran los que tienen nómina o salario fijo por su dedicación al concello, bien sea parcial o total. Porque en realidad cobran muchos más, sólo que lo que perciben está en función de las reuniones de los órganos municipales a los que asistan, desplazamientos, dietas y por el estilo. Por descontado, magnitudes que escapan al conocimiento público, existiendo como existen casos de alcaldes que se resisten a hacer público lo que cobran hasta que los que no queda otra.

 
 
 
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  LA ERÓTICA DE LA PASTA  
  Pepe D.  
 

De la erótica del poder estamos pasando a la erótica del dinero. Pronto ya no quedará un tonto que se trague que en política se está para servir al pueblo. Ni que la política le cuesta dinero a uno, como aún no hace mucho se le escuchaba decir a algún alcalde. Eso pudo haber sido cierto hace mucho tiempo, ahora ya no.
La explicación es tan simple como evidente a poco que uno repare en quiénes son y a qué están estos sujetos y sujetas: ¿cómo van a perder dinero estando en política si no tienen nada mejor qué hacer? La política, tal o cual concello por muy pequeño y económicamente limitado que sea, es para ellos, incluso, un chollo. En cambio, cuando aparecen en las listas de tal o cual partido, nadie les pregunta cuánto nos van a costar. 
No solemos afrontar cualquier reparación doméstica, llevar el coche al taller o poner nuestra boca en manos del dentista sin, al menos, querer saber cuánto nos va a costar. En cambio dejamos a cualquiera llegar a nuestro concello e, incluso y aún peor, que cualquiera pueda hacerlo. No estaría demás exigir que la transparencia empiece al principio, y que, por ejemplo, los partidos nos indiquen las tarifas de cada uno de sus candidatos cuando lleguen a tocar el cielo. Ya que es obvio que muchos de ellos son menos de fiar que el fontanero, el mecánico y ese dentista.
En realidad ya no son nada de fiar.