¿Le escupió o la abofeteó?. Es uno de los pocos extremos en los que discrepan las versiones que de lo ocurrido la fatídica noche del domingo al lunes, 23 al 24 de septiembre pasado, facilitan todos los medios de comunicación este miércoles en el caso de la muerte de la joven Laura Alonso. Todos coinciden en que las relaciones que previamente mantuvieron confeso criminal y joven fallecida fueron consentidas, que luego se produjo una fuerte discusión, y que la cita establecida previamente era una de tantas que mantenían ambos jóvenes.
Pese a que sobre el caso la juez titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de los de Ourense mantiene el secreto sumarial, este miércoles han transcendido versiones bastante reveladoras de lo sucedido que, como dicho, coinciden en lo fundamental.
Los tres aspectos principales del encuentro son que este fue acordado previamente entre los dos jóvenes, y que tal situación se venía produciendo con cierta asiduidad, incluso dos veces por semana, según el relato del confeso criminal, Javier Cruz.
De las confesiones del presunto homicida, tanto ante la Guardia Civil primero como luego ante la autoridad judicial, resulta también que existieron relaciones sexuales la noche de autos en el asiento trasero del vehículo de Javier Cruz.
Con posterioridad, siempre según el relato del ahora detenido, surgiría una fuerte discusión entre presunto homicida y víctima en cuyo transcurso Javier Cruz acabaría asfixiando, según él con sus propias manos, a Laura Alonso.
Nada en cambio ha transcendido sobre el desencadenante de la discusión y qué fue, exactamente, lo que llevó al presunto homicida a emplearse con tal insistencia y fuerza hasta asfixiar a su víctima.
De las confesiones de Javier Cruz, se descarta la versión de que pudiera haber movido el cadáver hasta donde apareció evitando así los rastreos que se habían practicado por esta zona. Javier Cruz asegura que vagó como dos horas por las carreteras y pistas de Toén sin saber qué hacer, deshaciendosse del bolso, la chaqueta y el móvil de Laura Alonso. Luego se deshizo del cadáver donde fue hallado, asegura, se fue a casa a dormir y, a la mañana siguiente, al taller de su tío en A Valenzá donde continuó trabajando como si nada hubiera ocurrido hasta que su detención se lo impidió.
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