"A lo mejor fue el miedo a que el PP es el que se come a los niños crudos y a la gente", dijo el presidente del Partido Popular de Ourense a la hora de diagnosticar el fracaso en el intento de Rajoy por llegar a Moncloa. Ya que, según Baltar Pumar, "no entiendo que hayan podido ser los aciertos de Zapatero".

Fue una simple pincelada en el diagnóstico que José Luis Baltar centró, sobre todo, en el caso de la provincia ourensana. Aquí, señaló el presidente de los populares, ni la gestión, ni las riñas del bipartito en el Concello de Ourense, "ni lo que Zapatero benefició a Ourense", dijo, pueden ser la razón de la caída de voto del PP de más de 27.000 papeletas el pasado 9-M.
Para el presidente de los populares ourensanos fue algo más sencillo e interno: el PP fue víctima de su propio éxito.

Baltar Pumar diagnosticó un exceso de confianza en los resultados que ha venido acumulando el Partido Popular en las últimas confrontaciones electorales, que ha producido que "no hemos sabido movilizar como debíamos a nuestra propia gente". Es más, según el presidente de los populares "el PP tiene una maquinaria en esta provincia que, si la utilizamos a tope, es capaz de darle la vuelta a esta situación".
Situación que, según Baltar Pumar, "es consecuencia de una rutina de hace 20 años ganando elecciones", y recordó que en 2004 "fuimos la tercera de España en voto popular cuando cayó todo el mundo".
"Bajamos porque subimos, también es cierto, otros cayeron antes y cuando estás en el suelo ya solo puedes caer al piso de abajo", añadió, aunque matizando: "a mi esto tampoco me consuela, pero explica que a lo mejor después de tantos buenos resultados hemos llegado al tope".
En cualquier caso, admitió el presidente de los populares ourensanos, "no se implicó a la gente lo suficiente".

Alguien tendría que cesar al "genio" de "la niña de Rajoy". Mucha niña tierna y dulce, ingenua y frágil para la que el candidato a Moncloa se afanaba en predicar que era preciso procurarle futuro, bienestar y seguridad para el día de mañana, y resulta que el monstruo lo tenían en casa. Ese que vio Baltar, el que "se come a los niños crudos y a la gente".
A ver si va a ser pariente del doberman que ya le había chafado la campaña a Aznar. Algunos espíritus perduran.
Y encima van y se hartan de traer a Cascos a Ourense. Así no hay quien gane.