Con nutrida representación política, aunque bien diferenciados los bandos para la ocasión, al filo de las siete y media de la tarde de este viernes quedó inaugurada la L edición de la Feira do Viño do Ribeiro. Mucho boato y numeroso acompañamiento pero poco interés en el recinto ferial, la Alameda de Ribadavia, donde los políticos y sus séquitos superaron con diferencia a los que no lo eran.

Concello de Ribadavia y Consello Regulador afinaron preparativos de un certamen ferial que, por marcar el medio siglo de vida de la Feira do Viño, distinguió a aquellos que en su día lo pusieron en marcha, unos presentes y otros ya fallecidos.
La titular de la Consellería de Medio Rural e do Mar, Rosa Quintana, cerró el turno de intervenciones que precedieron al pregón que levantó el telón del certamen ferial, poniendo énfasis en el buen hacer del Consello y los 6.000 productores a los que engloba esta Denominación de Origen.
Previamente, el alcalde de Ribadavia, el socialista Marcos Jorge, glosó el discurrir de un certamen ahora consolidado plenamente, que ha logrado proyectar unos vinos que, al igual que la Feira, tuvieron también sus luces y sus sombras.

Casi una hora consumió un acto inaugural que resultó tan extenso como rígido y protocolario. Y que, por contra, no fue correspondido con la expectación que cabría esperar y que la meteorología no estorbó.
Entre políticos, acompañamiento, gaiteiros y músicos de la banda eran, con diferencia, muchos más que todos los demás.
En todo caso, juntos sí pero no revueltos: bajo la amplia carpa inaugural, el ala de la izquierda era la de los socialistas encabezada por Pachi Vázquez, mientras a la derecha se situaron los populares con los de casa en torno a Rogelio Martínez, el delegado territorial de la Xunta, y el resto de los que vinieron de Santiago.