135 minutos, dos horas y cuarto, fue lo que duró el debate del Estado de la Ciudad de Ourense en el pleno extra que celebró el Concello este martes a partir de las 10 de la mañana.
Todo para concluir lo que, de antemano, era previsible: que todo es del color del cristal con que se mire.
Para los populares, proponentes de la sesión, el Estado de la Ciudad es el resultado de la inacción de un Gobierno municipal ahora en minoría, carente de proyecto de ciudad y programa; para el Gobierno, las líneas motrices de 2007 se mantienen, sólo que la merma que sistemáticamente han producido en las inversiones los gobiernos de Madrid y Santiago.

Al margen de esto, el pleno lo cerró el alcalde, el socialista Agustín Fernández, con una propuesta y un reto. La propuesta se llama Declaración de As Burgas; el reto que hizo el alcalde fue a todos los grupos e el sentido de un "xa veremos si chegado o momento o apoiamos todos".
La Declaración de As Burgas es, a fin de cuentas, un compendio de todas las reivindicaciones que viene haciendo el Gobierno de Ourense, partiendo de denuncian "a marxinación histórica que os gobernos de España e de Galicia veñen a mostrar con Ourense".

A partir de ahí, la Declaración de As Burgas aboga por la activación de proyectos que podrían desglosarse en vitales, como es el caso de la integración ferroviaria que exige la llegada a la ciudad de la Alta Velocidad y el AVE, la integración de las vías, la Estación Intermodal y, a su vez, la integración de la Estación de Autobuses de O Pino en dicha Estación; y los históricos, como la culminación de los trabajos del Cuartel de San Francisco, la Variante Norte y la Oeste, la conexión adecuada a las necesidades del Polígono de San Cibrao con la A-52, la cesión de la Nacional 120 para la construcción del Bulevar Termal, así como la reposición de otros actualmente parados, como las obras del Centro de Interpretación de los Parques de Quintela.
La propuesta quedará para su momento, porque en el trance en que fue anunciada, el debate del Estado de la Ciudad, el punto del orden del día de la sesión no incluía votación alguna.

Las dos horas y cuarto de debate del Estado de la Ciudad se cerraron con el portavoz del PP queriendo proyectar dicho debate al siguiente punto del orden del día, la propuesta de fijar dicho debate con carácter anual llegado el mes de enero. La negativa del alcalde a permitirlo, evidenció uno de los aspectos que subyació en todo este debate, los tiempos fijados a los portavoces de cada grupo.
A pesar de que estaban fijadas intervenciones de 10 minutos para el primer turno y 6 para el segundo, lo que suponía un extra de 2 minutos sobre los tiempos de cualquier sesión, Rosendo Fernández protestó las limitaciones, acusó al alcalde de "amordazar" a la oposición y reprochó a Agustín Fernández que pudiera remachar a su criterio cada intervención de los grupos por tiempo ilimitado.
Agustín Fernández le recordó que es potestad que se le reconoce al alcalde, pero el popular de siguió reprochando que "vostede pode beber auga sin preocuparse do tempo e eu teño que facelo pendente do reloxo".