Rogelio Martínez lo intentó, pero desde el pasado día 10 de junio no se ha vuelto a saber más de su mediación

 
  El discurrir de los acontecimientos vaticina que se abre este lunes una semana decisiva para el futuro de la principal planta de la comarca de Xinzo de Limia, la de Vidriera del Atlántico. La situación laboral, bloqueada desde finales del pasado año, está a punto de desembocar en una huelga de 15 días seguidos que totalizarán allá por el 10 de julio próximo 360 horas de trabajo perdidas. Las que se unirán a las 288 que totalizan las 9 “quendas” de huelga que acumula ya la plantilla desde el pasado 11 de enero. Hasta el momento, el único intento de mediación en el conflicto, el del superdelegado de la Xunta en Ourense, sólo ha servido para constatar que la dirección de la vidriera se niega a sentarse a la misma misma y al mismo tiempo que los representantes de los trabajadores.
 
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22 de ENERO de 2009: OURENSE DIXITAL

La plantilla de la factoría de Vidriera del Atlántico de Xinzo de Limia comienza semana haciendo los preparativos de una huelga que puede marcar el futuro de la fábrica. Trabajadores, Comité y organizaciones sindicales empiezan a disponerlo todo para un paro que comenzará este viernes y no rematará hasta el próximo viernes, 10 de julio. Una vez alcanzado el final de este nuevo paro, estos primeros 15 días continuados de huelga en la planta de Vidriera del Atlántico habrán totalizado 360 horas de tabajo perdidas. Es decir, 72 horas más que las 288 que totalizaron las 9 “quendas” o tandas de paro que ha vivido desde el pasado 11 de enero hasta ahora la planta de la vidriera de Xinzo de Limia.

Después de que con fecha del sábado de la semana pasada, día 20, se presentara el escrito de solicitud de esta nueva huelga, para este martes, día 23, está convocada la empresa para abordar con el Comité de los trabajadores los denominados aquí “servicios esenciales” o mínimos. Esto será a partir de las 10 de la mañana.
Para las seis y media de la tarde de este martes, día 23, están convocados también los trabajadores a una asamblea general en la que se van a tratar todos los aspectos de la medida, y puede que todavía alguna variación sobre lo inicialmente previsto que se estime adecuada.
De no ocurrir ningún cambio de última hora en la situación del conflicto laboral, Vidriera del Atlántico pararía su producción a las 10 de la noche de este viernes, día 26 de junio.

A la medida, tal y como vuelve a exponer el Comité de los trabajadores en el escrito de solicitud de huelga, se llega después de que la Dirección se niege, una vez tras otra, a incorporarse siquiera a la mesa de negociaciones. Extremo que ha podido constatar el delegado Territorial de la Xunta de Galicia, Rogelio Martínez, cuando al intentar mediar entre las partes y reponer el diálogo, no logró tampoco sentar a los representantes de la empresa y de los trabajadores en una misma mesa y a un mismo tiempo. Esto ocurrió el pasado 10 de junio, sin que desde entonces haya habido más noticias de los intentos de mediación a los que se comprometió Rogelio Martínez con el Comité de Empresa y los sindicatos CIG y Comisiones Obreras.
Con el diálogo roto desde finales del mes de diciembre pasado, el futuro de la planta y de la plantilla de 165 trabajadores es cada vez más incierto y difícil.

 

Esto pinta feo, muy feo. Si 288 horas acumuladas en 9 paros no han servido para variar la situación, otras 360 horas es más que posible que sirvan más para empeorarla que para devolverla al cauce del diálogo. Entre otras cosas porque al final de estos 15 días de huelga, allá por el 10 de julio, la vidriera de Xinzo habrá totalizado 642 horas perdidas por trabajador. Algo más de 105.000 horas en el conjunto de los 165 trabajadores que conforman la plantilla.
Al margen de que la empresa diga toda la verdad, que seguro que no, ni de que los trabajadores tengan toda la razón, que seguro que no, la Dirección de Vidriera tendrá ahora muchos más argumentos (que no exactamente razones) para desencadenar salidas trágicas para el futuro de la planta. Y de los trabajadores.
Todo esto lo saben los sindicatos, el Comité y seguro que muchos trabajadores. Y aún así, lo consideran necesario.
Lo que es lamentable es que absolutamente nadie más en esta provincia (cada vez más pobre de espíritu), se haya dado cuenta de que es preciso intervenir como sea para evitar un desenlace fatal en una planta que genera 165 puestos de trabajo en la comarca de Xinzo.
En esta provincia los políticos y las instituciones están para otras cosas. Es decir, para casi nada.

 
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