Un “sí, pero” plantea el informe de auditoría de las cuentas de 2008 de la Cámara de Comercio de Ourense. Pese a que la versión oficial de la Cámara señala que “la liquidación del ejercicio se completa con la auditoría de las cuentas, cuyo informe final resultó favorable”, Cámara Aberta alerta de que “incluye salvedades por posibles pasivos no registrados”.
Si tales “salvedades” pudieran constatarse, es muy probable que el resultado de las cuentas fuera bastante distinto, déficit en vez de superávit, por ejemplo.

El auditor no puede recoger y, por tanto, no incluye en su informe, un pleito laboral pendiente de un trabajador con el órgano que preside Ovidio Fernández al haber recurrido la Cámara en casación.
Pese a que las dos sentencias emitidas al respecto son favorables al trabajador y contrarias a la Cámara, con el recurso el órgano cameral evita descontar de la cuenta de resultados favorables los 150.000 euros que tendría que abonar al trabajador por este nuevo despido improcedente.
Por eso Cámara Aberta concluye que “de conocer el auditor esta y otras informaciones de pleitos pendientes, hubiera exigido dotar una partida de provisiones en el pasivo para cubrir los pagos ante eventuales condenas judiciales”.
De hecho, el auditor concluye que los resultados son los que son, pero “excepto por los defectos de cualquier ajuste que pudiera ser necesario si se conociera el desenlace final de la incertidumbre descrita”.

Cámara Aberta acusa al ejecutivo que dirige Ovidio Fernández de omitir esa partida de provisiones por pleitos judiciales “para evitar presentar déficit”.
Cuando el vocal de este Grupo de Trabajo solició al auditor que aclarara diversos aspectos de su informe, “el presidente interrumpió al auditor y le conminó a que abandonase el salón de plenos”. El vocal, al ver interrumpidas las aclaraciones que solicitaba y el auditor estaba dispuesto a hacerle, insistió en que continuara, a lo que Ovidio Fernández manifestó, tajante, que “aquí mando yo”. El auditor optó definitivamente por irse.

Cámara Aberta insiste en que las cuentas de 2008 de la Cámara de Comercio ni están claras ni pueden darse por totalmente cerradas, y que el superávit que manejan los de Ovidio Fernández de 87.214,99 es, a lo sumo, provisional.
El sólo desembolso de los 150.000 que hubiera sido preciso hacer si se afrontara el cumplimiento de las dos sentencias que condenan a la Cámara a pagar al trabajador que reclama, sería suficiente para tornar en déficit el superávit provisional que arroja ahora el informe de auditoría.