Las barricadas

 
  
 
  Leí con asombro recientemente decir a la alcaldesa del PP de San Cibrao das Viñas, Ourense: "me siento bien en las barricadas". Quién dice que el PP sigue instalado en la derecha más reaccionaria, incapaz de evolucionar y de involucionar, incapaz de nada, mentira, cochina envidia, si no se evoluciona se involuciona, antes muerta que sencilla...
Con un puñado de "valientes", Elisa Nogueira, la veterana alcaldesa del PP, se ha ido a Santiago a montar follón como seguro que hizo hace ya muchos años en la escuela de primaria de su pueblo con aquel viejo maestro camisa nueva, y luego supo que hacían también aquellos que cantaban "a las barricadas, a las barricadas por el bien de la Confederación..." Malditos anarquistas que siempre están en contra de todo y de todos.
Algo se mueve en el PP de Galicia que va más alla del caudillito Cuiña y del estirado Núñez Feijóo, y de otros ramplones como los Pérez Varela y Xaime Pita. Son ellos, el bastión reaccionario, el nucleo duro de los populares galaicos, hombres y mujeres forjados en la lucha agrarista (incluso Baltar, el presidente, puede ser uno de ellos), y que ahora, cuando es preciso adaptarse a la lucha callejera en la metrópolis santiaguera, se sienten estupendamente en las barricadas.
Como no hacer un canto, mi modesto canto, a estos víctor jara de la lucha campesina, a estos emilianos de la refriega por los oprimidos, a estas madres de mayo, agosto, noviembre y diciembre y cuando se tercie, haga frío o calor, a las que ni le pesan los años ni su trasero apoltronado por legislaturas dormidas en los sillones de sus cómodas alcaldías. Yo, mujer y anarquista, me siento hoy estupendamente sabiendo que, como yo, mujeres como doña Elisa se sienten bien en las barricadas.

Por su arrojo y su entusiasmo he ahí su vehemencia y la improvisación, saltándose etapas y trámites, ni asambleas populares ni la más mínima incitación a que el pueblo liso y llano pudiera secundarles. Cómo pedirles que se la jueguen, para eso están los líderes, ellos solos en Santiago, a las puertas del Parlamento gritándole a Touriño y a Quintana ¡Justicia! para el pueblo, para los míos, para mi concello del PP que hasta ahora tuvo todo lo que pidió y más, mientras los otros se quedaban callados o cambiaban de bando. Y ahora váis y nos jodéis...
No es de recibo que se escandalicen. Porque muchos de ellos deben estar siquiera algo curtidos en esto. Quintana no le ganó la alcaldía de Allariz al popular Pérez Camba en el bar del entonces alcalde, sino en la calle y en la Plaza del Concello atacada de alaricanos enaltecidos por aquel líder en ciernes. Por ejemplo.

Por eso, si ahora doña Elisa y ese coro de veteranos luchadores por la igualdad y la justicia social se sienten bien en las barricadas, yo solo pido para ellos ruedas que poder quemar, gasolina con la que prender y, por si las cosas se ponen duras, pasamontañas con los que prescindir de cualquier tipo de protagonismo. Y si te dan te jodes, que así funciona esto.
A fin de cuentas, son el tercio popular que ha recuperado la consciencia aletargada por tantos años de tan razonable gobernar como fue el del viejo carcamal. La perfección tiene estos inconvenientes. El hambre y la necesidad ayudan a pensar igual al campesino que al preso. Tanta abundancia los había alelado, pero subyace en ellos ese espíritu que puede que algún día salvador (más temprano que tarde) haga que veamos en el Parque Tecnológico de Galicia en San Cibrao das Viñas, a una madre enarbolando el retrato de su hijo desaparecido, aquel alcantarillado que un híbrido de gobierno rojo-nacionalista segó para siempre en la flor de la transición gallega.

Compañero del alma, compañero...
 
 
  
 
 
  
 
 
Diciembre de 2005