Las ratas

 
  
 
   
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o es creíble que Fraga decidiera adelantar las autonómicas gallegas al 19 de junio próximo por el solo hecho de "descrispar". En cualquier caso habrá sido para "descrispar" lo que en su partido está muy crispado, que no es poco. Corcoba al aparato, por ejemplo.Algo que supone que Fraga se desdijera de sus propias palabras en solamente cuestión de días y en asunto de semejante calibre, no tiene precedentes. No es el estilo de don Manuel, y en eso coincidimos casi todos.
 
 

Pero tampoco parece muy inteligente que Fraga hicera lo que Touriño, PSOE, y Quintana, BNG, venían diciendo, que las elecciones gallegas se adelantarían. Y menos que a Fraga le flaquearan de repente las fuerzas más de lo que le vienen flaqueando últimamente.
Adelantar el proceso electoral no puede conceder a aquel que hace lo que los otros dicen más ventajas que a ellos, a no ser que los otros sean tontos y arrojen piedras contra su propio tejado. Luego el adelanto electoral no tiene por qué ser más rentable para el PP que para el PSOE y el BNG según lo calculado por cada uno de ellos.
¿Qué pudo haber ocurrido entonces, cuál es la verdadera razón del anticipo y del proceder del presidente de la Xunta?.

La Cadena SER adelantó tres días antes lo que Fraga confirmaría el lunes, 25 de abril. Lo hizo con la rotundidad y la certeza con la que tumbó a Xosé Cuiña de la Consellería de Política Territorial, al disponer de información de primera mano sobre los pingües beneficios que le reportaba el chapapote del Prestige al de Lalín. Es casi totalmente seguro que ahora al igual que entonces la fuente de la información fue el propio Partido Popular. Nada extraño ni novedoso si tenemos en cuenta que en todos los partidos los peores enemigos están en casa y que no hay peor cuña que la de la misma madera.
El anticipo electoral se daba ya como seguro el viernes, día 22, porque era inevitable. No cabía otra alternativa, no podía ser de otra manera, esto o el suicidio político anticipado de Fraga y de los pepés gallegos.

El aparato del partido en Galicia habría tenido conocimiento de que la ruptura advertida hacía solamente semanas por Baltar y Cuiña en el seno del partido, tomaba de nuevo cuerpo. Desde entonces hasta ahora no existían ni más ni menos motivos para que el presidente provincial de los populares ourensanos hubiera cambiado de idea. Y el partido ya manejaba datos, varios, sólidos y bastante contrastados de que, en el mejor de los casos, la mayoría absoluta el 19-J es muy dudosa. Baltar, Cuiña y otros también.
En esta texitura la jugada política de Baltar no era otra que la ya advertida en su momento, desmarcarse del PP y de Fraga. Ahora y no después para poder estar al margen del naufragio de los populares si se llega a consumar.
La nueva fuerza, que no es más que una manida y veterana idea de nacionalismo acuñada por los hijos pródigos de Franqueira en Ourense, se llame Centristas de Galicia o como se llame, tendría que estar en posición de independencia. En Galicia el 19 de Junio próximo o gana don Manuel o pierde es decir, o gana el PP o ganan los otros, PSOE y BNG. Ni cabe ninguna otra posibilidad ni, por ahora, hay lugar para una cuarta fuerza. Pero por ahora, los cuatro próximos años, y una legislatura es muy poco en política.

Si la situación política se produjera así, ya lo veremos el próximo día 19 de junio, los desmarcados a tiempo del PP gallego estarían en territorio de nadie. Se trataría de eso. Tendrían cuatro años por delante para, primero, ratificar su independencia del PP, lo que avalaría el hecho de haber saltado de la nave antes de producirse el naufragio y, segundo, una legislatura para hacer bandera de sus causas, nacionalismo moderado y a su manera, posición política centrada, etc. Es decir, el manido discurso de siempre pero que hasta ahora ha dado sus resultados.
Por ende cabría todavía la posibilidad de algo más a corto plazo si socialistas y nacionalistas llegaran a romper la sociedad de gobierno. Nada descabellado si tenemos en cuenta el ejemplo de Vigo, y algo que podría resultar muy rentable para los ocho escaños que Baltar confía en conseguir por Ourense, lo que Cuiña pudiera aportar desde Pontevedra, algo que cayera en Lugo y lo que ya ahora se está viendo ocurre en A Coruña con Corcoba y lo que que esté por venir.

El precedente de Vigo en tal conjetura es tan real y obvio como la rebelión de los parlamentarios de Baltar de octubre pasado, y aquel motín anterior que los mismos protagonizaron encerrándose en un piso del presidente de los populares en la capital ourensana amenazando la mayoría parlamentaria del Partido Popular.
Supieron los de Fraga a tiempo que a la tercera iba a ir la vencida, que ya no habría ni más avisos ni más amagos, que la ruptura iba a ser un disparo a su línea de flotación y era inevitable e imprescindible cortar por lo sano, anticiparse al enemigo en casa. Y llevárselos con él como en un "y si yo caigo, caeréis conmigo".
“El patrón”, como el barón Baltar solía llamar a Fraga en sus conversaciones con sus afines, sabe que las ratas son las primeras en abandonar el barco en cuanto surge el menor problema serio.
Y ha empezado a haberlos.

 
 
  
 
 
  
 
 
Mayo de 2005