Fuxidos del 20-D

 
 
 
 
 
Del 26 de Diciembre de 2015 al 3 de Enero de 2016
 

Cerrado el recuento del voto del exterior y con tiempo de sobra para que todas las fuerzas se hubieran pronunciado ya sobre los resultados del 20-D, lo que ha transcurrido desde el pasado domingo dibuja en Ourense un panorama tan esquivo hacia los análisis y balances como el interés que ha demostrado el ourensano en el extranjero por tomar parte en este proceso: sólo 2 de cada 100 han gastado tiempo y esfuerzos en gestionar su voto. No hay que olvidar que algunos de esos casi 98.000 ourensanos en el exterior son los jóvenes y no tan jóvenes que en los últimos meses o años hubieron de desertar de esta tierra en busca de subsistencia más que de prosperidad, una forma de vida digna que aquí se les negó. Maldita la gracia y el interés que a ellos podía hacerles tomar parte en semejante ceremonia, por más que todos los que comen de ella (y bien) se afanen en pintarla como el sumo ejercicio de la democracia.

Igual que esos 2 de cada 100 que votaron desde el exterior, aquí, en casa, 2 han sido los que han comparecido abiertamente ante los medios de comunicación para hacer balance de resultados. Los primeros (en la misma noche electoral) los de NÓS-Candidatura Galega. Les honra que ante el nuevo fiasco logrado en Galicia y también en Ourense, hayan calificado sus resultados de "malos sin paliativos". Se echan de menos ejercicios de sinceridad y honestidad tan claros como este de los nacionalistas. Bien es cierto que sus datos no dan siquiera para retorcidos malabarismos, pero otros seguro que lo hubieran intentado. Luego lo hizo el PP, donde Baltar es un artista a la hora de dibujar piruetas con los números. Está en su derecho de hacerlo, en eso también consiste la política (al menos como ya la entendemos a estas alturas), así que el presidente del PPdeOU evitó comparaciones en votos con los anteriores procesos donde tendría que lidiar con la pérdida de 1 de 4 votos ahora con respecto a hace 4 años (Generales de 2011) y con un leve incremento del 5,1% con respecto a hace 7 meses (Municipales de 2015) pero mejorando su partido aquellos resultados en sólo 27 de los 92 concellos de esta provincia, por ejemplo, porque hay más. Así que Manuel Baltar volvió a comparecer ante los periodistas con ese mapa de la provincia que, cierto, a cada proceso se torna más azul, y anunciar que el de Ourense había sido el segundo mejor resultado del Partido Popular en las 52 provincias españolas, sólo mejorado por Ávila. Había un viejo dicho entre los paisanos de esta tierra: cada un conta a feira segundo lle vai nela. Que así sea.

Y luego están todos los demás, los que ni la cuentan ni parecen haber estado en ella. En algunos casos puede que no hayan estado. Está el caso de los que portaron la marca cuyos resultados han sido los de la propia marca y el tirón del líder. Luego para qué hacer valoraciones en clave provincial, que las haga el líder... Socialistas y marea evitaron el compromiso, seguro que los primeros para evitar también las numerosas sospechas y conjeturas que dejaron sus propios resultados, abiertos a unas cuantas especulaciones, y sin que esté claro por qué En Marea evitó el trance cuando su caso fue de manifiesta prosperidad en las urnas. En realidad En Marea introduce la principal variable desde estas Generales de 2015 para las Autonómicas de 2016, y advierte a Núñez Feijóo y a Besteiro por dónde ha llegado el peligro en Galicia. El renacer de Anova y de Beiras llega en detrimento del BNG, anunciando no sólo que existe depósito de voto nacionalista en Galicia lo mismo que en Ourense  espoleado ahora por la alianza con Podemos. Si la alianza aguanta en 2016, el riesgo está servido en las próximas Autonómicas. Aquí son 3 en vez de 4, y las mesas de tres patas nunca cojean.

En cualquier caso, al margen de lo que ya fue y lo que será llegado el momento, de todo lo ocurrido este 20-D en las 554 mesas electorales por las que ha pasado el 72,26% de los ourensanos afincados en Ourense con derecho a voto, me llama más la atención ese 2% de los 97.809 con derecho a hacerlo que lo hicieron. Ya que no estaría de más empezar a saber cuáles y cuántos motivos, razones y circunstancias distintas habrán confluido en la abstención de 95.779 de ellos, todos los que no votaron entre los que sospecho que hay muchísimos que no se tomaron la menor molestia. No fuera así que igual que hubo un tiempo en que era menester escuchar La Pirenaica para saber qué ocurría de verdad en este país, decían algunos, bastara con salir afuera para que a uno le diera el aire y verlo todo de otra manera. Y que verlo más claro equivaliera a que no merece la pena. No fuera a ser que proceda ir acuñando una nueva categoría entre nuestros emigrantes, una etiqueta (tag) que empiece a distinguir entre los gallegos en el exterior y los fuxidos de nuestra tierra. Esos que no han votado ni votarán porque no quieren escuchar hablar de política y de nuestros políticos. ¿Cuántos habrán sido?

 
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