Escopetas, juzgados y ternuras

 
 
 
 
 
Del 16 al 22 de Noviembre de 2015
 

La semana que concluye se ha vuelto a cerrar con otras cuantas de esas estampas que sólo la estupidez de la administración es capaz de permitir, la de las escopetas a pie de carretera en unas fechas, por cierto, en las que más que nunca es preciso abominar de las armas. En Galicia es posible cazar a pie de carretera, lo que se hace para deleite y comodidad de los cazadores más orondos y acomodaticios, porque la Xunta de Galicia y la ley así lo quieren. De ahí que en Galicia sea posible transitar por una carretera y encontrarnos con señores enarbolando escopetas en los arcenes y cunetas. La guerra declarada al jabalí ha llegado a tal punto que cabe pensar, teniendo en cuenta que la ponderación ha de ser a la administración lo que el valor se le supone al soldado en tiempos de paz, que el jabalí se ha convertido en Galicia en una amenaza de tal calibre que el siguiente paso podría ser la caza con kalashnikov y otras armas de mayor alcance y envergadura. Eso sí, el jabalí debe ser una raza animal de ejemplar resistencia a la que hasta ahora no se ha conseguido aniquilar.

Hasta nunca, Xaquín. La Audiencia Provincial le ha dado el finiquito político a Xaquín, Xosé Xaquín Rodríguez Ambrosio, a día de hoy todavía alcalde de Rairiz de Veiga aunque se supone que ya por poco tiempo. Ocho años y seis meses de inhabilitación para el desempeño de cargo público sitúan su retorno, con toda la suerte posible, a primeros del verano del 2024. Se antoja que es demasiado tiempo. Quizá le viniera bien que otro parecido a él, Isáac Vila Rodríguez, alcalde de Xinzo de Limia antes y después de su inhabilitación, le explicara cómo se puede resucitar  milagrosamente. Pero Xaquín no es Isáac ni lo será nunca. Lo milagroso en el caso de Rodríguez Ambrosio no es que se vaya a casa, sino que haya tardado tanto. Y que lo haya enviado a casa la justicia, pero no los partidos porque le sirvió al PP antes de que dejara de servirle al BNG. Y todavía más desalentador el hecho de que no lo hayan hecho los votantes, los ciudadanos de Rairiz, a los que aún hace unos meses volvió a servirle como alcalde un prevaricador manifiesto a falta sólo de ser declarado como tal por la justicia.

Eliseo y su lugarteniente. En Pereiro de Aguiar esta semana los nuevos grupos en el Concello protestaron lo que los de hasta ahora, el PSOE, no hicieron, los viejos métodos del Gobierno de Eliseo Fernández con él la cabeza. Tendrán que estar atentos ahora a si cuando el próximo Pleno comience con la aprobación del acta del anterior, en el acta está lo que dicen que el alcalde les dijo en el anterior del mes de octubre, que se les tendría en cuenta a la hora de aportar propuestas a las bases por las que se regirá la creación de la bolsa de empleo de 2016 y 2017. Eliseo Fernández correspondió a lo manifestado, según la oposición, publicando las bases en el BOP en menos de 24 horas desde su aprobación. Y dejando claro que cuando es preciso ser ágil y hábil lo es el veterano alcalde de O Pereiro, que para eso están los galones. Bueno, si no fuera porque su lugarteniente de campo cometió el desliz de publicar en el mismo BOP el mismo día y a la misma hora las bases de Muiños. Y entonces, claro, surge la duda de cuánto ha tenido que ver con todo esto el lugarteniente de Eliseo.

El ventanuco de Soto. Por el juzgado pasó esta semana Áurea Soto y aquel abogado coruñés que el 16 de julio del año pasado recomendó al juez que los imputó en el caso de la Plaza de San Antonio, que su señoría "tendría que estar atento a detectar querellas a la catalana y acciones espurias". Luego aquel juez imputaría a la concelleira de Urbanismo por defender "a capa y espada" una titularidad privada en suelo público. Aquel magistrado reparaba también en una indemnización "excesiva e incluso descabellada" que había abonado el Concello de Ourense por taparle a la propietaria del piso un ventanuco de luces: 358.828 euros. Hábilmente, los acusados y sus letrados pretendieron llevar toda la vista a un supuesto "juicio político" armado en su día para eliminar a Soto de la Concellería de Urbanismo y del Concello de Ourense. Y yo sigo anclado en aquella nimiedad en la que reparó su señoría a finales de septiembre del año pasado. Porque si por un metro cuadrado de luces anuladas en el piso de aquella vecina el Concello pagó casi 60 millones de las viejas pesetas con nuestro dinero, ¿no estamos, acaso, ante el piso con diferencia más caro de esta ciudad? O, lo que es lo mismo, ¿cuánto nos costaría el piso si sólo las luces del ventanuco costaron 358.828 euros? Con todo eso y lo que nunca sabremos, Soto pretende que la echemos de menos.

Jesús, el tierno. Mientras el mesías de la moción de censura siguió esta semana predicando la buena nueva inasequible al desaliento, tan firme como contumaz en que la moción de censura llegará más temprano que tarde, que diría Allende, es posible que se avecine un tiempo idóneo para el alcalde de la ciudad, la Navidad. Jesús no es sólo el niño del selfie, como predica Barquero, sino el sujeto tierno que gana enteros en cuanto puede esparcir humanidad a espuertas y ganar por ahí al gobernado que no con bandos como hacía el de Madrid. Como la ocasión la pintan calva, tendrá su momento cuando el otro boss, Baltar, tenga que meterse de lleno en procurar que al PP le salgan las cuentas de las generales del 20 de diciembre. Con esto y con que además todos nos volvemos más generosos, solidarios y buena gente con la Navidad, sólo tendrá que tener cuidado con no entrar en competencia desleal con Papá Noel y los de Oriente. Al tiempo.

 
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