Seis años después de la bochornosa masacre de 17.000 peces del río Barbaña a su paso por esta ciudad aquel junio de 2009, están a punto de llegar al final unos trabajos cuya tardanza clama al cielo. El pasado lunes unos cuantos se sacaron una foto en la que muy bien pudieron haber salido luciendo crespón negro. Cierto que lo ocurrido no tiene remedio y nunca será más temprano que ahora, pero en este logro San Cibrao y su Polígono (y puede que otros más) debieran llevar más penitencia que los 2,3 millones de euros que ha de costar depurar con un mínimo de garantías. Sería deseable que se cerraran una serie de negros capítulos de este río baqueteado hasta la saciedad entre la general permisividad de todos, sin olvidar también aquella sentencia de un magistrado que decidió exonerar a los responsables de aquella depuradora mortífera porque "sólo tiene por objeto la depuración de aguas residuales y no de vertidos químicos".

Aquel magistrado dictó también esta semana un auto que coloca más cerca del banquillo de los acusados al técnico municipal Juan Carlos Oliver y al ex alcalde de Ourense, Paco Rodríguez, por las dichosas asistencias externas. El juez establece que ambos fueron el instrumento necesario para consumar una irregularidad que permitió primero que los contratados cobraran y que ahora continúen cobrando de las arcas municipales por los años de los años: fijos en el Concello de Ourense. A estos que se le llena la boca cuando hablan de democracia debiera darles más que vergüenza la deturpación que hacen del sistema sin el menor rubor, y que hace que a cada uno que pasa por las administraciones las plantillas engorden con sus familiares y amigos. Pero casi siempre necesitan de un técnico municipal que colabore, y ahí es donde aparecen personajes como éste que el juez Leonardo Álvarez parece no querer dejar escapar.

El niño de los selfies. Barquero se lamentaba el lunes de que Jesús Vázquez consuma más tiempo y dedicación en gestionar sus selfies que en documentarse sobre, por ejemplo, el Plan de Inversiones. No estoy al corriente de semejante pasión del alcalde de Ourense por el selfie, pero ya sólo faltaría que en esta espiral de imputaciones donde aparecen plumas estilográficas, Rolex carísimos y botellería atiborrada de años apareciera cualquier día un palo de selfie regalo al alcalde de esta ciudad de dudoso afecto. Y puestos a ser primeros en algo, también podríamos dotar a nuestro alcalde de bastón de selfie. Habrá que consultar con Baltar, que en eso de ir por delante es un hacha.

La planta segunda. Ahora que sabemos que con 47.000 euros será suficiente para hacer operativa la planta segunda de la Consistorial ourensana, sabemos también que hasta ahora no lo ha sido. Lo que no sabemos es por qué. Una vez que sepamos cuántos servicios se van a meter en ella, sabremos también cuántos alquileres dejamos de pagar los ourensanos. Luego cuanto ahorramos. Lo que será más difícil saber es por qué hasta ahora han querido pagarse esos alquileres y a quienes han beneficiado, mientras los ciudadanos nos perdíamos por las calles de esta ciudad buscando esos servicios diseminados más o menos lejos de Praza Maior.

La Chemamnesia. Sin el menor rubor, fruto quizás de algún episodio de amnesia, el portavoz del BNG en el Concello de O Carballiño ha querido tirar del supuesto dispendio de los de Fumega, alcalde, repartiendo a diestro y siniestro invitaciones para comer por la cara el menú oficial de la Festa do Pulpo el pasado 9 de agosto. De este modo, hemos podido saber que Chema Ferreiro, el portavoz de los nacionalistas, está entre los que más habría contribuido a tal dispendio. Pero no hay por qué preocuparse porque dice el Gobierno carballiñés que tal dispendio no ha existido, sino que el gasto se ha reducido a la mitad. Chema Ferreiro multiplicó por 4 el número de invitaciones que solicitó para su Grupo de 2 concelleiros. De ser cierto no me explico el episodio, porque no me consta que Chema Ferreiro fuera de esos.

En su periplo viajero de esta semana, Baltar Blanco nos ha dejado la presentación de la tarjeta de invitación en la South Summit a desarrollar en Ourense los empresarios sus nuevos proyectos: "somos una administración sólida que actúa con firmeza", ha dicho Manuel Baltar. De su periplo, el portavoz socialista, Ignacio Gómez, ponía en duda la rentabilidad de los viajes de Baltar: "son para mayor gloria del propio Baltar". Ninguno ha de temer por los resultados, habida cuenta de los precedentes: el 19 de septiembre de 2013, de vuelta de la misión del Gobierno municipal a Tlalnepantla de Baz, México, aseguraba el entonces alcalde, Agustín Fernández, que "sólo con que un proyecto de los que se nos expusieron en esta visita saliera adelante, esta visita merecerá la pena". Han pasado dos años y ¿alguien se ha visto uno?

Después de afirmar que "cesan a petición propia", preguntado Núñez Feijóo si en el caso de Rogelio Martínez pudo haber pesado su imputación, el presidente de la Xunta espetó un filosófico "todo influye y nada en exclusiva es determinante". Incluso si fuera un "esperpento", que es como luego Rogelio Martínez calificó el proceso abierto en su día contra él por el supuesto manejo de fondos europeos en su provecho personal. Como quiera que sea, Rogelio Martínez ya es historia como gobernador de la Administración autonómica en Ourense, a donde llega ahora una veterana aspirante a cargos del Partido Popular de porte elegante y bronceado permanente. Que un amigo mío hace tiempo que la llama Mary Sun.

Por cierto, Jesús Vázquez se apresuró a principio de semana a dejar claro que hay dos ourensanos en el Gobierno gallego. Pues vale, Jesús, pero en Pereiro de Aguiar nadie hace de este lugar a Rosa Quintana, seguro. Y de la condición de ourensano de Alberto Núñez...