Esto que ha empezado a ocurrir hace unas semanas, por la ya extrema necesidad de aterrizar al monstruo en la realidad, comenzó a ocurrir realmente hace ahora un año. Hace ahora un año, la Deputación de Ourense se apeaba del Galaico Expreso que quedaba abocado a su desaparición. Había empezado a funcionar hacía seis meses, en julio, y en ese tiempo pudo comprobarse de sobras que aquel engendro mal parido nunca debió haber nacido.
El trayecto turístico-plasta Ourense-Monforte por la Ribeira Sacra costaba 22 euros. Es decir, lo que cuesta hoy ir a A Coruña desde Ourense en la Alta Velocidad, y casi 6 veces más que la tarifa normal Ourense-Monforte.

Cuando las diputaciones de Ourense y de Lugo se sumaron a aquel carro poniendo el grueso de la pasta que era precisa para generar el monstruo, en Ourense no se escuchó a la oposición llevarle la contraria a Baltar. Al contrario, por entonces la nacionalista Ana Garza se subió al tren con el mismo entusiasmo o más que cualquiera de los ineptos que creyeron que aquello funcionaría alguna vez. Y mejor si, como siempre, pagaba la Deputación y el invento se le encasquetaba al de siempre, a Baltar.
La sombra de Baltar es tan alargada que ha acogido, incluso, a más memos que los del Partido Popular.

Llegados los tiempos de las vacas flacas cayó el Galaico Expreso y caerán más engendros de esos que fueron capaces de generar esa corte de aduladores de Baltar. La relación de facturas pendientes de pago que la Deputación hizo pública cuando necesitó recurrir a un crédito del ICO para abonarlas, muestra a las claras cuantos millones por picos, palas y azadones necesita la institución. Los porteros del Centro Cultural ya no son el cualificado personal que un día era sólo eso, porteros, y se han convertido en funcionarios multiusos con capacidad, sobre todo, para disiparse en cualquier lugar con el pretexto de cualquier cometido. El INORDE seguirá yendo a Fitur, pero serán menos los afortunados que viajen, coman y beban en Madrid a cuenta de la Deputación ourensana. Y ya era hora.

La crisis fuerza el proceso de depuración que no ha logrado, ni por asomo, la oposición en las instituciones. Sistemas y estructuras, procedimientos viciados y formas de proceder sostenidas en el sólo hecho de que la mayoría de los gobiernos hacen hasta donde las leyes les permiten e incluso más, están yéndose al garete. Se acabó lo que se daba porque ya no hay pasta.
El estamento superior (Madrid) avisa de que no hay dinero, avisado a su vez por Europa de que se acabó la sopa boba. En Santiago Núñez Feijóo avisa de lo mismo, y en Ourense, que es el caso, algunos han empezado a darse cuenta de que ya no llueve como llovió.
Baltar querrá irse. Y algunos aprenderán que los buenos tiempos no es que se hayan ido con él, es que él quiere irse antes de que lo bueno se haya acabado.
La revolución a la fuerza está en marcha. La renovación, en camino.

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