La inscripción que saludó al presidente de la Xunta de Galicia y a su comitiva este lunes nada más entrar al nuevo Centro de Saúde de Vilamarín, no le pasó desapercibida a Núñez Feijóo. De hecho, se refirió a ella en su discurso: "Centro de Saúde de Villamarín. Das galegas e dos galegos de hoxe para a Galicia do mañá".
De paso recordó que el viejo centro de salud será pronto el nuevo tanatorio, y que desaparecerá un consultorio médico que habita el viejo cuartel de la Guardia Civil en plena recta de Tamallancos.
Con este cuadro médico, lo mejor que podía hacer el presidente de la Xunta era abogar por los valores y virtudes de la sanidad pública, y por la "nova casa da vida", como llamó al Centro a inaugurar.

El saludo en placa metálica resplandeciente este lunes a la entrada del nuevo Centro de Saúde, es el perfecto termómetro de la realidad de esta provincia, nos guste o no. Pero sobre todo de hacia donde caminamos y hasta donde podemos llegar. Y eso es lo malo.
Es un no va más, que la inversión suma y prioritaria en esta provincia es en sanidad, en salud, en nuestros mayores, lo que nos queda, la "Galicia do mañá". Y viejos centros médicos que se convertirán en tanatorios, y geriátricos diseminados por toda la geografía ourensana, mientras los políticos podrán explicar que las mujeres ya no paren, que los centros escolares hay que aglutinarlos, que lo prioritario son nuestros mayores y que nuestros hijos tendrán que emigrar. Algún iluminado aún explicará, eso sí, que "moito mellor preparados que antes", como si eso pudiera consolar.

No es cuestión de estar en contra de nada ni de nadie, si acaso de todo y de todos, uno el primero. Ni siquiera está claro cómo llegamos a este punto, pero la realidad es desoladora, y la inscripción en el nuevo Centro de Saúde de Vilamarín la define perfectamente. Es como esa inoportuna ocurrencia del tonto del pueblo, el bofetón en la conciencia de la colectividad, la radiografía de la "Galicia do mañá" en cuatro palabras, puede que incómodas, pero tristemente certeras.
Imaginemos por un instante que Núñez Feijóo hubiera acudido este lunes, 26 de marzo, a la inauguración en Vilamarín de una planta de fabricación de cualquier cosa con 100 puestos de trabajo directos y otros tantos indirectos. Y que a la entrada de la fábrica leyéramos lo mismo, "Das galegas e dos galegos de hoxe para a Galicia do mañá".
La situación cambiaría tanto como que la Galicia do mañá sería casi diametralmente opuesta a esta que asumimos resignados.
No es la frase, es la realidad.
En esta provinica no es tanto prescindir de nada como lo que urge aspirar a más.

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