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No va más
 
Por GRINGO VIEJO
26 de FEBRERO de 2011: OURENSE DIXITAL

Lo que queda de legislatura en la Deputación y en los concellos de la provincia son como esos minutos basura de cualquier partido de cualquier deporte cuando el marcador está claramente decantado a favor de uno de los equipos, minutos basura.
Por mucho respeto que se le deba a las instituciones, toda la culpa es de ellos. Pero sobre todo de los presidentes de las instituciones y, por lo tanto, de quienes presiden las sesiones.

Enzarzados en debates estériles sobre asuntos manidos hasta la saciedad en muchos casos, precedidos ya de multitud de debates en otros foros, comparecencias antes los medios de comunicación para dar cada uno su versión y hacer notar su posicionamiento, minutos de declaraciones en las radios, decenas de renglones en los periódicos y unas cuantas poses en las teles que se tercian; todavía tienen fuelle para consumir minutos y minutos de sesiones plenarias en la que saben que, al final, se estrellarán con el peso de la mayoría de quien gobierna, con el la mitad más uno llega para la mayoría y habla todo lo que quieras y lo que te dejen.
Sólo es cuestión de negarlo y discutirlo absolutamente todo el gobierno, para, siquiera, equilibrar el debate. Los resultados de las votaciones están escritos de antemano.

Como los oradores distan mucho de ser lúcidos, las mentes de ser preclaras, el discurso siquiera imaginativo, original y ocurrente, no más allá de diez minutos llega el tedio. Es el tiempo que el presidente, de la Deputación de Ourense por ejemplo, debiera darle a cada uno de los portavoces para exponer. Y si acaso la mitad de esos diez para rebatir.
Quince minutos en total por grupo serían tres cuartos de hora por asunto.
Teniendo en cuenta la lucidez de su oratoria, lo preclara de su visión y lo encandilador de su discurso, sería tiempo más que suficiente para despachar el debate de cada tema. Comparado con lo que hay sería un alivio.

Puede que a esta legislatura le quede demasiado poco para gestionar con eficacia, pero le queda demasiado para reventar la paciencia del más pachorra en cualquier pleno. Los de la Deputación de Ourense a la cabeza.
Como quiera que sea, no hay que esperar que a Baltar Pumar se le ilumine la bombilla y decida ponerle límite a la comodidad en la que los portavoces se han instalado en sus exposiciones. El del PP incluido.
Tampoco que después del 22 de mayo los que lleguen a la institución mejoren la especie oral.
Si acaso que, sean quienes sean los presidentes, caigan en la cuenta de que la brevedad, aún sin llegar a ser inteligente, siempre es menos estúpida que la desmesura.

 
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