Incendios forestales y palabrería
 
Por ABELARDO VÁZQUEZ
 
 
 
 
3 de ABRIL de 2012: OURENSE DIXITAL

Los que nos gobiernan saben bien que la información tiene fecha de caducidad y que, por muy perjudicial que les resulte, sus efectos se diluyen en el tiempo. En la Xunta de Galicia lo practican, o lo parece, respecto a los incendios forestales. Da igual el tamaño de la catástrofe porque llegarán otras y habrá mentiras y silencios que ayuden a olvidar.

El drama ha afectado ahora a las Fragas do Eume, pero en octubre de 2011 el fuego arrasaba miles de hectáreas en la provincia de Ourense en zonas como el Parque Natural do Xerés o la Serra do Invernadoiro, ambas también de gran valor ecológico. Las dos oleadas más recientes se han producido en épocas del año infrecuentes y, por lo tanto, sin medios de extinción suficientes para hacerles frente.

El enemigo es el fuego, dice la Conselleira de Medio Rural. No hay medios ni personal suficientes y no se hace nada por prevenirlos. Nada. El Gobierno de Núñez Feijóo decidió eliminar hasta las ayudas que BNG y PSOE habían asignado a los ayuntamientos para proteger los núcleos rurales. También los servicios municipales de extinción (GRUMIR) corren el riesgo de desaparecer o debilitarse decisivamente porque la Xunta no garantiza las ayudas que necesitan.

Mientras todo esto sucede, mientras arden decenas de miles de hectáreas de monte en Galicia (11.000 de arbolado solo en estos días), a la Xunta lo único que le preocupa es ocultar la información y negar cualquier responsabilidad, como si gobernar Galicia no fuera cosa suya, más allá de sus propios intereses. La Consellería de Medio Rural informa únicamente de los fuegos superiores a 20 hectáreas. Si un medio de comunicación tiene noticia de alguno en concreto que sea inferior a esa cantidad, entonces sí facilitan la información. Pero su obsesivo control llega al extremo de reducir la superficie real afectada, desmintiendo sin ningún rubor los datos de alcaldes y profesionales de la extinción. Contrasta esta actitud, por cierto, con la de Protección Civil de Portugal, que ofrece en su web información en tiempo real de fuegos, superficie y medios que los combaten.

Debatir sobre sus causas mientras arde el patrimonio natural de Galicia es absurdo. Sabemos que el rural está desertizándose, entre otras cosas porque la Xunta no hace nada para evitarlo. Sabemos, sin embargo, que con medidas de prevención como la limpieza del monte y adecuados medios de extinción y buena coordinación, las consecuencias serían menores.

En octubre de 2011, la campaña se había dado por terminada y los medios eran insuficientes. Las brigadas que quedaban tenían una excesiva carga de horas de trabajo y el apoyo de los militares de la UME es más un gesto de buenas intenciones que algo efectivo, según trabajadores de la Xunta. En 5 meses han muerto en Ourense dos de ellos y Medio Rural sigue obsesionada con la ocultación de datos y con no gastar más dinero. La responsabilidad de todo ello no es sólo del fuego o del que lo provoca, sino también de quien no hace lo que debe.

Las declaraciones del presidente Feijóo sobre el incendio de As Fragas do Eume parecen más las de un sheriff que las de un político con sentido de la responsabilidad. Decir que los incendios son provocados y que se perseguirá a los responsables no es suficiente. Pedir penas más duras tampoco resuelve nada. El sentido común recomienda reforzar los medios de extinción y no abandonar la prevención, como hizo Feijóo al poco de llegar a la Xunta. Todo lo demás es palabrería y manipulación.

 
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