Aunque los datos de desempleo suenan como gritos de que esto va peor, a ver quién hace algo de una p……. vez, los políticos han echado esta semana otra partida de localismos con cargo a Novacaixagalicia. No veo ganadores, hay que reconocer que todos son muy buenos. Núñez, la conselleira de Economía, Fernández Currás, Pachi Vázquez, Guillerme Vázquez y los miembros de la bien retribuida cúpula de Novacaixagalicia, ¿se atreverían a comprar, con su dinero, cuotas participativas de la caja gallega? Sería una improbable interferencia política pero, de ser real, hasta quedaría bien vista. Todos esos lamentos de galeguidade parecen más el reflejo de una repentina e inesperada desilusión. Ven cómo se les escapa de las manos un juguete político que además financia sus aparatos con tipos de interés bastante diferentes a los que las dos entidades venían aplicando a las empresas. 

Las estadísticas suponen para los políticos lo que el espejo en el cuento de la bruja. Como no le dicen lo que quieren oír, miran para otro lado. Da igual que la crisis haya asestado un duro golpe a la economía gallega en los últimos meses poniendo en evidencia su débil sistema productivo y la lejanía de una recuperación.  Ahí está la consellería de Traballo, Beatriz Mato, centrada en La Ley del Voluntariado –será para que los parados no se aburran- y el conselleiro de Educación, Jesús Vázquez, empeñado hasta el capricho en su proyecto de Ley de Convivencia, precisamente quien desde su toma de posesión pasa mejor por maestro de los conflictos. Su jefe, Núñez Feijoo, tiene la vista más perdida: sigue levitando en sus aspiraciones de estadista y soñando escalar posiciones en el ranking de personajes influyentes.

Mientras Baltar sigue preocupado por ampliar esa gran familia del Palacio Provincial, el alcaldable popular Rosendo Fernández intentó sentirse protagonista en el gran espectáculo montado en el antiguo Teatro Xesteira, bautizado por los expertos del aparato electoral como Taller de Ideas. Al ver una foto panorámica del escenario, me asaltó una duda: ¿cuántos de los que pasaron por allí aprovecharían esas accesibilidad para tantear la viabilidad de una plaza en la Diputación?

Está bien eso de ofrecer la imagen de que se escucha al ciudadano una vez cada cuatro años. También el BNG dice que quiere hacer su programa electoral con las ideas de los vecinos. Es la respuesta a los mínimos históricos de popularidad y reputación de los partidos políticos. Todos se muestran ahora a favor de la participación ciudadana después de exitosas políticas para conseguir la sumisión y atontamiento de la sociedad civil ourensana. Lástima que este movimiento sólo florezca en precampaña y obedezca a un casi razonable esfuerzo de autoconservación. Me niego a actuar en esos escenarios aunque sí estoy dispuesta a acudir a todos los actos en los que se rindan cuentas de los programas electorales de 2007, por quienes han gobernado, opositado y biparteado. 

En territorio de boina, en A Limia, surge un nuevo partido en torno a las cenizas que dejó la baltarada y al fuelle del globo sonda de una incineradora. Se autodenominan Alternativa Popular Galega y aseguran que estarán en política para «servir al cargo y nunca servirse del cargo”. Bonita generalización de un argumento estúpido o, como decía Larra en uno de sus artículos “Agotados los hechos, nacen las palabras”.

A Veiga tendrá un pabellón polideportivo que costará medio millón de euros. Nueva infraestructura no productiva justificada por el aumento de la demanda. Da igual que la población menor de 30 años se haya reducido en ese municipio un tercio en el último quinquenio y que haya que hacer frente a los costes de mantenimiento. Había que hacer algo grande antes de las elecciones para demostrar que la moción de censura valió para algo.

En cuanto a ese regalo envenenado en la particular e histórica discriminación positiva de nuestra provincia –una gran incineradora de residuos- resulta que empieza a quemar antes de tiempo y tiene todos los visos de convertirse en un tornado que va causando estragos allá donde Baltar quiere. A veces me da la impresión de que el virrey larga lo primero que se le ocurre y a la mañana siguiente desayuna tronchándose de risa al leer las reacciones, mociones plenarias y frases gloriosas que ha provocado. Además, puede permitirse jugar al pito pito gorgorito pues tiene una posición y un entorno de lo más favorables.

No sorprendió el importante recorte del presupuesto del concello de Ourense para 2011 pero sí el punto final de una de esas múltiples pifiadas urbanísticas, esta vez con tinte funcionarial imagino que oportunamente compensado desde esferas políticas. Nos ha costado a los ciudadanos 358.000 euros, importe de la indemnización a una particular por resultar ilegal la licencia urbanística del edificio de la plaza de San Antonio. 

La semana se cerró con el ambiente festivo que proporciona Xantar, ya convertida en habitual pasarela de los cargos públicos que contribuyen a su celebración. No hay de momento cifras de visitantes pero serán más de los 20.000 del año pasado.  No viene mal una pica de optimismo aunque sea aroma de máquina.