Lo que no pasó en semanas ocurrió en solo unas pocas horas: mientras el PSOE sacaba de la chistera a Paco Rodríguez, el PP montaba en el Campo da Feira de esta ciudad un acto de fervor a Manolo Cabezas con el pretexto del tradicional magosto. Llegaba tras haber disparado el propio partido las alertas por el aislamiento en el que ha situado a su candidato en las últimas semanas.

En los últimos días, más concretamente, Manuel Cabezas había divagado por los espacios de Expourense en la apertura del Xantar completamente marginado del acto inaugural, y sin que absolutamente nadie de su partido le hiciera caso. Fue lo mismo que le ocurrió unos días después en un foro que volvió a reunir en este mismo espacio a numerosos populares de la ciudad: Cabezas volvió a ser relegado y el candidato abandonó el almuerzo tras pasar por él sin pena ni gloria.

En el magosto del pasado viernes, en cambio, al menos se le dejó hablar. Pero sigue sin estar claro cuánto hubo en ello de protocolario, cuánto de necesidad de apagar las alarmas que se han extendido por la ciudad, y cuánto, realmente existe de la confianza que precisa del presidente del partido y de su núcleo duro. Después de que el vacío a que se le somete haya empezado a considerarse como muestra del escaso peso que tiene a la hora de completar la lista que encabeza.