Este lunes, 28 de marzo, entró en vigor la "nueva estrategia" (así denominada por las autoridades sanitarias) de la pandemia de la COVID-19. Se eliminan las cuarentenas de los casos positivos leves o asintomáticos, las de los contactos estrechos y la realización de pruebas con carácter general. Solo habrán de guardar aislamiento y realizar test diagnósticos los pacientes con síntomas graves, las personas vulnerables o el personal sanitario y sociosanitario. Por "personas vulnerables" en estos casos hay que entender los mayores de 60 años, los inmunodeprimidos y las embarazadas.

Algunos expertos consideran que es ahora el momento adecuado, frente a otros que no lo tienen tan claro y otros que rechazan la denominación "gripalización del Covid" que también se le ha dado al proceso. Al margen de lo anteriormente señalado en lo que para la población supondrá la nueva estrategia, está por ver cómo afectará al flujo de información que desde hace dos años se viene produciendo en relación al contagio. Algunas fuentes apuntan a que esta información se suprimirá, lo que produciría una ceguera en la población de este indicador (contagio) y de otros que hasta ahora vienen facilitando las comunidades autónomas. Extremo muy contestado expertos epidemiólogos que lo califican de "no recomendable aún".

Todo hace indicar que, aunque la "nueva estrategia" entró en vigor oficialmente este lunes, irá a tirones, muy pendiente de sus efectos y las reacciones que a la misma puedan producirse. Pero, por lo de pronto y en cuanto a la notificación de casos respecta, esta pasa a ser semanal es decir, las comunidades autónomas no tienen que reportar al Ministerio diariamente los casos. De este modo, aunque seguirá siendo obligatorio facilitar a Sanidad los positivos en todos sus niveles, los datos se enviarán semanalmente. Otro tanto harán los hospitales, que solo estarán obligados a comunicar los niveles de ocupación semanalmente. Y no se tendrán en cuenta los resultados de los test de autodiagnóstico.