El 4 de noviembre del pasado año, la Xunta de Galicia acordaba endurecer a partir del sábado, día 7 del mismo mes, las restricciones en una decena de concellos de esta provincia de un total de 60 en toda Galicia en los que se aplicaban las nuevas medidas. En el caso de la capital ourensana, Barbadás y O Carballiño, suponía el cierre de bares y cafeterías y la limitación de la actividad en restaurantes y casas de comidas al servicio a domicilio y el despacho a preparados. Lo que entraba en vigor a las cero horas del mencionado sábado, 7 de aquel mes.

Dos meses después, la situación en lo que al contagio respecta tanto en la capital ourensana como en la provincia es muy similar, aunque no ocurre lo mismo en lo que respecta a la situación hospitalaria. Tan similar es en el caso de Ourense-ciudad que los 329 casos activos de Covid-19 contabilizados este lunes, 11 de enero, son los mismos que había el sábado, 7 de noviembre pasado, cuando entraba en vigor el cierre de la hostelería en la capital ourensana.

La similitud es extensiva al conjunto de la provincia: los 1.040 casos activos de Covid-19 de este lunes, 11 de enero, son solo 56 menos que los 1.096 que registraba la provincia aquel 7 de noviembre, pero 5 más que los 1.035 del lunes, 9. Entonces la tendencia a la provincia se mantuvo continuamente a la baja, y ahora sucede todo lo contrario y es previsible que, al menos de momento, esto no ocurra.

Con tales datos, el único alivio a la inmediatez de un endurecimiento de las medidas sanitarias solo puede encontrarse en el empeoramiento contenido, de momento, de la situación hospitalaria.