Tal y como era de prever, la mayoría de Gobierno de PP y DO en el Concello de Ourense sacó adelante en el Pleno ordinario de febrero celebrado este viernes, la propuesta de dotación económica de la plaza de Coordinador General del Concello de la ciudad para su posterior contratación. Ocurrió entre los reproches de los 3 grupos oposición al unísono, y la defensa por parte del propio regidor de la validez de la fórmula así como de la legalidad de materializarla llegado el momento. De este modo, el Pleno aprobó dotar con 86.000 euros anuales la contratación del también llamado manager city o su "segundo de abordo", como lo denomina el propio alcalde de la ciudad.

Tras lo ya expresado en los medios de comunicación por PSOE, BNG y Ciudadanos, los argumentos de los portavoces en el Pleno de este viernes resultaron escasamente novedosos con respecto a lo ya adelantado en los medios de comunicación, y poco nuevo aportaron a la hora de rebatir dicha contratación. Y el empleo del vocablo "esquilmamos" por el portavoz del PSOE, acabó siendo aprovechado por el presidente de la sesión para recordar a la oposición que también sus concelleiros están entre los remunerados de la Corporación a la hora de engrosar el gasto en salarios a políticos, luego "nosotros esquilmamos pero ustedes no", señaló Pérez Jácome.

El Gobierno reiteró que la rentabilidad que se calcula que supondrá el "segundo de abordo" a la gestión municipal compensará con creces su coste salarial, y Jácome volvió a insistir en la necesidad de contar el Gobierno con alguien lo suficientemente ducho en la materia para evitar bloqueos generados en ocasiones con "milongas" desde los propios estamentos municipales. Por su parte, el portavoz del BNG, Luís Seara, volvió a insistir en que su grupo sospecha que la identidad del manager city no será otra que la del actual secretario de la Deputación de Ourense, Francisco Cacharro Gosende, volviendo a apuntar el portavoz nacionalista a que existiría tanta conformidad en el traspaso del alto funcionario por parte de Manuel Baltar, como que la operación no se urdió sin su consentimiento e, incluso, que pudiera haber sido él quien la urdiera.