Carlos Moro presentó "el primer momento" de Casar de Vide, la última adquisición de Matarromera
 
 
O Ribeiro atrae. A Bodegas Matarromera y a su fundador, Carlos Moro, por ejemplo. No son los únicos. Pero con la venida de Carlos Moro por Casar de Vide, no hay duda de la llegada a O Ribeiro de un enamorado del vino, del viñedo y de su paisaje
 
 
 
13 de Diciembre de 2019: OURENSE DIXITAL

El bodeguero y empresario Carlos Moro acaba de presentar en Ourense el primer vino de Casar de Vide, la última adquisición de Bodega Matarromera que fundó en 1988 el propio Carlos Moro en Valbuena de Duero, y con la que el prestigioso bodeguero dice apostar por los vinos blancos, la DO Ribeiro "y por sus variedades autóctonas". "Podíamos estar en otro sitio, pero he querido que fuera aquí, en Ourense", afirmó el bodeguero mientras explicaba que "ha llegado el primer momento" por ser "la primera elaboración del primer año". Y que ese momento "es único".

Algo de Ourense le tira a este vallisoletano, que confiesa conocer esta tierra de cuando ejerció la función pública y no desconocer ni O Ribeiro ni el espacio concreto de la margen izquierda del Miño donde se asienta Casar de Vide, "la Casa del Vino". Fue su última adquisición, y el grupo que fundó y preside suma su décima bodega en denominaciones de origen de todo el Estado. De los 70.000 kilos de uva treixadura, albariño, godello y torrontés que entraron en bodega, sale ahora la primera criatura tras concluir en el mes de octubre su elaboración: "un Ribeiro con un medido coupage de las más selectas variedades de esta zona ancestral", asegura. Justo a tiempo para ser disfrutado en el mismo año que se cosechó.

Sostiene que "la treixadura combina a la perfección con el albariño, el godello y el torrontés", y etiqueta Casar de Vide como "un blanco especial y personal". Y mientras asegura que su objetivo en la DO Ribeiro "es la elaboración de vinos blancos que destaquen por su elegancia y sutileza, que transmitan frescura, delicadeza y que contribuyan a seguir aportando fama y reconocimiento internacional a esta Denominación de Origen", deja entrever un algo de personal en la adquisición de esta bodega construida en granito en 1988 en una superficie de 2.200 metros cuadrados de Castrelo de Miño. Igual de entusiasmado por su excelencia que por la sobriedad de la etiqueta del primogénito de su Casar —"la llave que abre la casa"—, habla de "buscar nuevos horizontes" y de "comarcas diferenciales" en este país en las que elaborar "vinos singulares". Muchos dicen que el vino es una cultura, quizá con algo de también de conquista y descubrimiento para quien hoy es uno de los mejores exponentes de los de la cuenca del Duero.

 
 
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