La Estación de Ourense acomete este mes de agosto los trabajos de adaptación de las vías para la llegada de la alta velocidad. Está previsto que concluyan con el mes en curso, lo que algunos trabajadores de la Estación ourensana ponen en duda. Quedan quince días para conseguirlo, porque los trabajos no tienen descanso igual de día que de noche.

Cambiará la fisonomía de las vías de la pontina Estación Empalme de Ourense. Ahora mismo se trabaja para sellar las 3 y 1 que, dado el extraño y confuso sistema de ordenamiento viaria en la Estación ourensana, son las dos primeras que se encuentra el viajero. Adiós a las vías: el cajón en el que aún se ubican se rellenará y se prolongará el acceso hasta las que hoy son la 2 y la 4. Pasarán a ser las más próximas a la entrada. La 3 y la 1 no desaparecerán, pero morirán al inicio de la Estación, donde actualmente se trabaja en las toperas de seguridad de fin de trazado. Y se mantendrá la 5 donde se halla, para los recorridos de media distancia como el de Santiago-A Coruña que llegan a Ourense y de aquí vuelven a salir.

Y adiós también al veterano panel de control de la Estación ourensana. Lo que hoy es el cuadro desde el que se dirigen los movimientos en la playa de vías será relevado por pantallas de ordenadores. Cuando la Alta Velocidad Madrid-Galicia esté operativa, el tráfico ferroviario se dirigirá desde la Central de Atocha, en Madrid. Mientras tanto siguen los trabajos que no provocan, precisamente, pocos inconvenientes y molestias a los viajeros. Abocados a llegar a los andenes en muchas ocasiones a través de los pasos inferiores, las aglomeraciones se suceden tanto en los andenes como en la única puerta de acceso que se instala en el hall de la Estación en tales ocasiones. La media hora que precede a las 6 de la tarde del inicio y remate de los fines de semana, por ejemplo, el acceso llega a rozar el caos y gestionar el tránsito de pasajeros resulta complicado.