981.000 euros era lo que se repartía el Consejo de Administración y Alta Dirección de Adolfo Domínguez en 2012. Beneficios correspondientes al año 2011, que se conocían y la empresa se repartía justo cuando planteaba un ERE. Lo denunciaba entonces la CIG, que aseguraba que los datos eran los facilitados por la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

Nunca fueron desmentidos por el modisto ourensano, lo mismo que Adolfo Domínguez no cesó en recortar plantillas y condiciones laborales con sucesivas medidas que favorecía la por entonces recién aprobada reforma laboral. Tampoco importó que 6 consejeros de la firma se repartieran 763.000 euros con cargo a 2011 y 758.000 del 2010, pese a que la empresa contabilizaba por entonces pérdidas. Cuando en 2012 se planteó el primer ERE, la empresa ya había reducido considerablemente los salarios de los trabajadores, pero no las retribuciones del Consejo, del Comité de Auditoría de la Sociedad y del resto de sus miembros.

Iniciada la etapa de vacas flacas en la que a un año de ajustes en las plantillas, salarios y condiciones de trabajo siguió otro similar sino peor, cada miembro del Consejo de Administración de Adolfo Domínguez percibía 36.000 euros al año, 7.000 los del Comité de Auditoría y el resto 2.500. Lógicamente a mayores de sueldos, indemnizaciones, pensiones y otros tipos de compensaciones. De modo que, según los datos que por entonces manejaba la central CIG, la etapa crítica de Adolfo Domínguez la iniciaba el modisto cobrando sus consejeros ejecutivos 556.000 euros al año en 2012.