El actual sistema de elección de los diputados provinciales (algunos lo califican como designación) es un sistema tan ajeno al elector como desconocido por éste, y en el que la elección de cada uno de los 25 diputados provinciales, en el caso de Ourense, pasa a depender de los concelleiros electos cuando no del propio partido al que pertenecen. Pero nunca del ciudadano o elector.
Muy pocos de los que acuden a las urnas cada vez que llegan unas Municipales, saben cómo su voto repercutirá en la composición de la Corporación Provincial, y lo que se cuece a partir de que los resultados se hacen firmes.

Los 92 concellos que integran la provincia de Ourense se agrupan a efectos electorales en 7 juntas de zona. Pero una de ellas, la de Ourense, aglutina a 37 concellos de varias comarcas.
Como esos 37 superan con creces la mitad del censo electoral de la provincia, con concellos como la capital, Xinzo, Celanova, Barbadás y Pereiro de Aguiar con un censo de electores muy superior a la media de los restantes concellos de la provincia, eligen 15 diputados, mayoría más 2, de la Corporación Provincial.
Los restantes 10 los eligen Valdeorras, O Carballiño, Verín y O Ribeiro (2 diputados cada zona), y A Baixa Limia y Trives que eligen uno cada una.

Pero en este caso, el voto del elector sólo determina el reparto de los escaños entre las formaciones que concurren a las elecciones locales. El resto, los candidatos y el proceso de votaciones, es cosa interna de cada fuerza política. Si bien por partes.
En el caso de los candidatos, todas las fuerzas aseguran que son los propios concelleiros electos de cada zona los que proponen, pero algunos concelleiros han llegado a reconocer sin rubor que su partido les indicó, llegada la ocasión, quién era el candidato al que debían votar.
Lo que no plantea dudas es el sistema de votación: son los propios concelleiros de cada formación los que, ante la Junta Electoral, votan a su candidato para diputado, nunca el elector.

Todo esto ocurre días después de haberse conocido los resultados de los comicios locales, en una especie de espacio electoral reservado únicamente a ellos, los partidos y sus concelleiros, y al que el ciudadano permanece completamente ajeno y ausente.
A las pocas semanas se configuran las diputaciones, y como por arte de magia aparecen unos concelleiros que el ciudadano no sabe cómo se han convertido en diputados, dispuestos ahora a tomar posesión de sus nuevos escaños.
Incluso se considera una suerte para el pueblo, que tal o cual concello llegue a tener uno y hasta dos diputados provinciales.