Al anunciar García Mata su intención de desprenderse de la Tenencia de Alcaldía, el Consello Local del BNG tendrá que valorar mucho hasta que punto puede permitir al teniente de alcalde endosarle al partido la cuenta de gasto pendiente que representa la marca. El teniente de alcalde ha puesto a disposición del partido sus cargos, y el Consello Local del BNG se propone empezar a analizar la situación a partir de la reunión del lunes de la semana que viene, día 21. En el paquete de cargos que ahora García Mata pone a disposición del BNG se encuentra la Tenencia de Alcaldía, que lejos de ser un cargo es un invento de Sanchez Vidal prolongado a su sucesión por el propio García Mata. Un mecanismo que ha funcionado como una administración local paralela, con su cuenta de clientes, deuda y compromisos pendientes de los que sólo es responsable García Mata y sólo sabe, a lo sumo, su staff.
 
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García Mata pretende endosar al Grupo del BNG la Tenencia de Alcaldía junto a todos sus cargos
 
16 de JUNIO de 2010: OURENSE DIXITAL

La dejada que anuncia García Mata, hasta ahora factótum de los nacionalistas en el Concello de Ourense, incluye la herencia envenenada de la Tenencia de Alcaldía. El teniente de alcalde pone todos sus cargos a disposición del partido, extremo que puede honrarle, pero que resulta también extremadamente peligroso.
Todos sus cargos son, además de cuatro, de tres tipos.
Por un lado está el que, según el escalafón articulado por la Tenencia sería el de menor rango, cuando en realidad es el que más solidez y solvencia tiene: concelleiro responsable de Infraestructuras.
Mientras el propio García Mata no dimita será concelleiro porque suya es el acta de tal, y únicamente el alcalde está capacitado para despojarle de las competencias que le otorgó en su día, las de Infraestructuras. Nada más a este respecto.

Otra cosa muy distinta son la portavocía del Grupo Municipal del BNG y el rango de teniente de alcalde.
El primero de los dos compete exclusivamente al partido y, en último caso, a los ediles que integran el Grupo nacionalista.
Otro tanto ocurre con el de teniente de alcalde, porque, si bien dicha designación pertenece directamente a las competencias del regidor municipal, desde el inicio de legislatura Francisco Rodríguez trasladó a su socio de Gobierno del bipartito, el BNG, la asunción de dicho cargo. Y es el BNG el que decide en quien de sus concelleiros recae.

Al contrario de los tres anteriores, la Tenencia de Alcaldía es una marca que se inventó nada más comenzar la legislatura el número 1 de la lista del BNG, Alexandre Sánchez Vidal, y que a su renuncia, hace ahora poco más de un año, asumió Andrés García Mata.
La Tenencia de Alcaldía en realidad no existe. Ni hay tal ni es inherente al teniente de alcalde, como podría pensarse y como informó en su momento el Secretario del Concello de Ourense. Dentro del organigrama municipal, la Tenencia de Alcaldía carece tanto de sentido como podría carecer de base legal. Existe el teniente de alcalde, y aún podría nombrar el alcalde un segundo y un tercer teniente de alcalde, pero no existe la Tenencia de Alcaldía.

Herencia envenenada, peligrosa y mala de cuantificar

Ourense y Vigo, Alex Sánchez Vidal y Santi Domínguez, respectivamente, siguieron idénticos pasos al iniciarse la legislatura con el visto bueno de su partido. Sin embargo, lejos de potenciar la presencia del BNG en ambos bipartitos ante los gobiernos socialistas de Francisco Rodríguez y Abel Caballero, crearon sus respectivos staffs en beneficio propio y personal.
En el caso de Ourense, el staff diseñado por Sánchez Vidal y prolongado por García Mata tiene tantas personas, tres, como el de Alcaldía. Sánchez Vidal comenzó con una persona dedicada a vender la marca, que desapareció poco después de estallar el escándalo de los Paneles Informativos, y se amplió a tres cuando se produjo el relevo de García Mata. Una de esas personas es de tal confianza que iba en el número 4 de su lista.

Tenencia de Alcaldía ha representado desde su creación una especie de administración paralela en el Concello de Ourense.
La cuota asignada por el socio de Gobierno, proporcional a la representatividad que el BNG tiene en el bipartito, pretendió en un primer momento administrarla el teniente de alcalde. Fue el principio de las desavenencias en el seno del Grupo.
Aún así, Tenencia de Alcaldía no escatimó en recursos económicos a la hora de vender la marca, contabilizando un volumen de gasto que sólo se encuentra por debajo del de la institución, el Concello de Ourense, pero muy por encima de cualquier concellería y, posiblemente, aún de todas las del BNG juntas.

Al anunciar García Mata su intención de desprenderse de la Tenencia de Alcaldía, el Consello Local del BNG tendrá que valorar mucho hasta que punto puede permitir al teniente de alcalde endosarle al Grupo la cuenta de gasto pendiente que representa la marca. Aún en el supuesto de que el partido y el Grupo estuvieran dispuestos a asumir la Tenencia de Alcaldía y su cuenta, se presagia un proceso complejo que no debería estar exento de la correspondiente contabilización del gasto pendiente es decir, de los compromisos ya establecidos por García Mata para lo que resta de esta legislatura.

 

Si se mira bien, que García Mata haya puesto sus cargos (la Tenencia incluída) a disposición del partido, puede parecer ortodoxo pero no deja de ser otro ejercicio de necedad. Básicamente porque no está nada claro que sea ortodoxo.
La Asamblea Local del BNG del pasado 12 de junio decidió, únicamente, que Isabel Pérez y los suyos serán los que harán la candidatura del BNG de la próxima legislatura. Nada más.
Por mucho que la decisión de la mayoría de las bases sea un varapalo a la Tenencia, García Mata y los suyos, no quiere decir que la bases hayan emitido voto de censura alguno sobre la gestión presente y de lo que resta de legislatura. Se trataba de elegir entre BNG y Tenencia a partir de 2011, no de censurar a junio de 2010 lo hecho hasta ahora y el año escaso que queda por delante.
Cuando se alaba el gesto “responsable” de García Mata y los suyos, parecen quienes lo hacen ignorar o no percatarse de que no viene a cuento. Y menos que ahora les quiera endiñar el invento ese de la Tenencia a los otros por el sólo hecho de enviarle a casa con viento fresco el año que viene.

 
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