La campaña más larga e intensa, y también la menos interna que un partido político recuerda al menos en Galicia, llega a su final. Para al menos uno de los candidatos, José Manuel Baltar, que recordaba este mismo viernes que su campaña había comenzado el 23 de diciembre pasado, ya de 2009, concluyen 38 jornadas casi ininterrumpidas de contactos, reuniones, actos más o menos concurridos, y una sucesión de mensajes perfectamente dosificados que revelan que el hijo del actual presidente tenía la campaña muy bien planificada cuando su padre anunció el 15 de diciembre pasado que no repetía.
Los 38 días que han pasado desde que el 23 de diciembre, sólo 8 días después de anunciar Baltar Pumar su abandono de la presidencia del PP, han sido una continua lucha de Baltar Blanco por mantener la herencia de su padre y frenar la resta ordenada por la cúpula del Partido Popular de Galicia que sólo pudo recurrir en Ourense a Jiménez Morán para encabezar una candidatura alternativa.
La candidatura del alcalde de Verín, auspiciada por el hecho de que el voto en el Congreso de este sábado sea secreto y planteada como un pulso a la hegemonía del barón ourensano, ha dado sus frutos. Queda por saber si satisfarán a Núñez Feijóo y Alfonso Rueda y en qué medida, pero el PPdeG ha conseguido restarle a los Baltar al menos un centenar de avales.
A las puertas del XV Congreso del PP de Ourense, donde Santiago y Jiménez Morán siguen confiando en que pueda haber sorpresas y el voto secreto haga hasta milagros, la batalla de los avales establece una clara referencia: la victoria de Baltar Blanco por el sólo hecho de que 805 son prácticamente el doble de 407.
Tendría que producirse un auténtico terremoto electoral de más de 200 votos para volcar el resultado que, ahora mismo, marca la lógica. Es decir, Manuel Baltar tendría que perder no menos de un 25% de votos de sus propios avales, o lo que equivale a decir que tendrían que surgir una cuarta parte de desleales más.
Aún así, el sector de Jiménez Morán confía en que “todo es posible”.
Una cuenta pendiente
Independientemente de cual sea el resultado, el PPdeG ya ha conseguido algunos objetivos. Además de amargarle la despedida a José Luis Baltar tras 18 años como presidente del PP ourensano, el aparato del PP gallego ha discutido y puesto en tela de juicio su hegemonía en Ourense, hecho dudar a decenas y decenas de militantes y más de un alcalde, invalidado 175 avales de compromisarios ya electos que primero le firmaron a su hijo pero luego acabaron cediendo a las presiones de Santiago e hicieron lo mismo con Jiménez Morán.
Mientras el hijo explicaba sus propuestas y desarrollaba su campaña “sempre en positivo”, insistía una y otra vez, el barón ha tenido que soportar el mayor acoso de los últimos años de su ya dilatada vida política para sostener a su hijo, parar los golpes y frenar las continuas embestidas de Santiago y los hombres de Feijóo en Ourense.
En realidad ha habido dos campañas en la lucha por la presidencia del PP ourensano. Y en realidad ha habido una campaña interna, incluso más interna que ninguna otra de ningún partido y en ninguna parte, y por supuesto mucho más en la sombra que la de Baltar hijo y la del alcalde de Verín.
La clave es que esta campaña és una vieja cuenta pendiente que Feijóo tiene con Baltar, padre, por supuesto.
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