El paso del ecuador de legislatura este 16 de junio ha dejado en la cuneta a uno de los corredores de fondo de la oposición de las dos últimas legislaturas. Curiosamente, ahora que Sánchez Vidal había tocado gobierno y poder, no fue capaz de resistir siquiera dos años liderando al socio en el bipartito.
Sin embargo, nadie se acordó de Sánchez Vidal.

El hasta hace poco teniente de alcalde del Concello de Ourense es el gran ausente de la efemérides, y el ejemplo más elocuente que se recuerde en el Concello de Ourense de cómo en tan poco tiempo se puede dilapidar todo el crédito político cosechado y una trayectoria de 10 años liderando el Grupo del BNG.
El pasado 13 de mayo anunciaba su dimisión en todos los cargos y el

abandono del escaño que consumaría en el pleno del día 5 de este mes de junio.

Pudo haber sucedido antes. De hecho, Sánchez Vidal empezó a hacer méritos para algo así nada más comenzar la legislatura, e incluso las negociaciones para el reparto de competencias que resultaban de los acuerdos de gobierno progresistas en toda Galicia ya evidenciaron el talante del que ya entonces iba para teniente de alcalde.
El 28 de abril la concelleira nacionalista Marta Arribas desataba la última y definitiva tempestad a raíz de las excentricidades de Sánchez Vidal, cuando anunciaba su renuncia a la Concellería de Termalismo tras haber sido apartada del viaje que con fines termales lideró (quien sinó) el propio Sánchez Vidal a Alemania y Checoslovaquia.

Tuvieron que transcurrir 15 días hasta que el 13 de mayo el teniente de alcalde anunciara su abandono.
Ya entonces se especulaba con la posibilidad de que fuera la última peripecia de Sánchez Vidal. Pero tampoco tenía por qué ser así. El nacionalista no paró de prodigarse en caprichos y arbitrariedades, como el caso de los paneles informativos todavía pendiente de resolverse, las invitaciones con un nuevo escudo del Concello de Ourense del 20 de septiembre de 2007 y el exagerado culto a la marca “Tenencia de Alcaldía” al que subyugó permanentemente a la absoluta totalidad de las concellerías y concelleiros del BNG. Y siempre había resistido.
Sólo que ahora no.