cantidad que le sería preciso desembolsar.
Menos de 9.000 euros, una cantidad inasumible para los padres y los hermanos de esta mujer pero irrisoria para cualquiera administración española, perpetúan el absurdo de que ahora mismo el cadáver de María Socorro da Silva continúe en un tanatorio ourensano sin saberse qué hacer.
Desde el tanatorio se apremia a resolver la situación. María Socorro da Silva es madre de una niña de ocho años que se encuentra en Brasil con sus abuelos y los hermanos de la madre ahora fallecida.
La cronología de los acontecimientos tienen tres fechas que evidencian lo mucho que se ha dilatado la situación de la infortunada joven.
Desaparecida el 10 de febrero pasado y denunciada su desaparición al día siguiente por su compañera de piso, la Guardia Civil no rescató su cadáver hasta 15 días después, el 25 de febrero. Lo hizo tras conectar el intento de suicidio de su todavía presunto asesino con el homicidio de la mujer, una vez que el hombre se derrumbó y confesó lo que hasta entonces había pasado desapercibido para las investigaciones policiales.
La semana pasada se cerró constatándose que, rematadas las investigaciones y dispuesto el cadáver para su repatriación la familia de María Socorro da Silva respondió desde Brasil con la imposibilidad de hacerse cargo de los gastos que supone el traslado. Ni siquiera de las cenizas en caso de ser inhumado el cadáver.
A 13 de marzo, los servicios del tanatorio donde hasta ahora continúa custodiándose el cadáver, advirtieron de la necesidad de resolver la situación porque, dado el avanzado estado de descomposición del cuerpo, no se puede esperar mucho más.
A la inhibición practicada por el Concello de Ourense y Subdelegación de Gobierno en el asunto, su suman las de los juzgados de Ourense y Carballiño que han resuelto en este sentido en favor del de Ribadavia.
De este modo, tendría que ser el ribadaviense el que resolviera cómo y dónde dar enterramiento a la joven llegado el momento, ya que si los dos primeros participaron en la tramitación de las correspondientes diligencias, entienden que es al de Ribadavia al que compete resolver el trámite por ser en su jurisdicción donde fue hallado el cadáver.
Formalismos a un lado, el caso es que a aquella sociedad ourensana a la que tanto pareció impactar la desaparición de la joven y luego el hallazgo de su cadáver en el río Avia, ha dejado de interesarle el final real de la historia de María Socorro da Silva.
El pasado 5 de marzo unas 200 personas se concentraron en la Praza Maior de esta ciudad para condenar el asesinato de la joven. La concelleira de Igualdade, la nacionalista Marta Arribas, afirmó que la repatriación del cadáver estaba en trámites a través de Subdelegación del Gobierno de Ourense, y pendiente únicamente de una orden judicial que permitiera el traslado del cuerpo a Brasil.
No ha vuelto a haber más movilizaciones ni la concelleira de Igualdade se ha vuelto a acordar del caso.
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