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El caso de la muerte de la joven brasileña María Socorro da Silva y las confesiones del vecino de Riobó, Cenlle, que admite ser su autor, sigue deparando sorpresas. Ahora, el hombre confesó que la mató de dos disparos al reclamarle los 400 euros del servicio que le prestó en el propio domicilio familiar del presunto homicida. Le disparó con una escopeta de caza de su propiedad, dijo. Aunque cuando la Policía encontró el arma resultó ser una escopeta con los cañones recortados.
 
 
 
La Policía halló el arma homicida de la joven brasileña, una escopeta con los cañones recortados
12 de MARZO de 2009: OURENSE DIXITAL

La Policía halló el arma homicida de la joven brasileña de 26 años, María Socorro da Silva, muy cerca de donde el presunto homicida arrojó el cadáver de la joven a las aguas del río Avia. Tardó en hacerlo una media hora, siguiendo las indicaciones del vecino de Riobó, en Cenlle, que, después de facilitar varias versiones de cómo sucedieron los hechos, acabó por confesar que le pegó dos tiros a la mujer en la bodega de su casa. Previamente se había practicado un rastreo en la vivienda del presunto homicida en la que no se halló el arma que luego apareció cerca del puente desde donde fue arrojado al río el cadáver.

Ramón Fernández había manifestado haber dado muerte a la mujer de un golpe seco con el puño en la cabeza en el transcurso de una discusión por 80 euros. Luego Ramón Fernández manifestó a la Policía que la cantidad de dinero por la que habían discutido presunto homicida y fallecida fue de 150 euros. Por último, admitió que le había disparado con una escopeta de caza de su propiedad y que tenía en su casa por una deuda de 400 euros que la mujer le reclamaba.

No se trataba de ningún ordenador ni préstamo alguno, sino de lo servicios que la joven le reclamaba al hombre que le abonara poco después de prestárselos. Eso habría ocurrido en la vivienda familiar de Ramón Fernández, en su casa de Riobó, aprovechando el hombre que su mujer y su hijo no se encontraban el 10 de febrero pasado, cuando sucedieron los hechos, en la casa, a la que no regresarían hasta las once de la noche.
Según el relato del hombre, Ramón citó a la joven con la que mantuvo relaciones sexuales, luego ambos bajaron e la bodega y allí fue donde la joven le reclamó los 400 euros del servicio que el hombre se negó a abonarle.

Pese a que el hombre manifestó haberle disparado con una escopeta de caza de su propiedad, el arma encontrada donde Ramón indicó tiene los cañones recortados. Junto a ella, los agentes hallaron una veintena de cartuchos.

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