A la polémica generada en el Concello de Punxín por la privatización del servicio de agua domiciliaria y su encarecimiento, y al pleno que perdió el actual alcalde, Manuel Vázquez, que vio como dos de sus concelleiros votaban a favor de la propuesta vecinal y con la oposición, siguen ahora bandos colocados por orden del regidor municipal advirtiendo de el agua de la traída de la localidad de Vilela no es apta para el consumo.
A este bando se suman letreros en fuentes de otras localidades del concello de Punxín, en los que se advierte de que sus aguas carecen de control. Lo que consumirlas conlleva sus riesgos sobre todo en esta época del año.

La situación la entiende la Comisión Vecinal como un incumplimiento más por parte de la concesionaria del servicio, AquaOurense, que recuerda que la concesión establecía la presencia de un técnico que tendría que supervisar la salubridad de las aguas de Punxín. Ello dentro de un Plan que en su momento anunció la Deputación de Ourense para velar, precisamente, por situaciones de este tipo.
Los vecinos de Punxín y sus representantes consideran que reconocer que las aguas están fuera de control y que algunas, como las de Vilela, no son aptas para el consumo humano, no supone solución alguna al tener que cortar el servicio.

Por otra parte, la Comisión Vecinal recuerda que fue ella la que ya en su día advirtió a Sanidade de la Xunta en Ourense de presencia de arsénico en aguas de varios lugares de Punxín. Realizadas las correspondientes tomas y analíticas, la Comisión sospecha haberse confirmado que los niveles de arsénico están por encima del máximo de concentración permitido por la OMS, y que dichos resultados obrarían ya en poder del Concello de Punxín y de su alcalde, Manuel Vázquez.