Aunque nada ha transcendido al respecto, a tenor de los expresado por el propio Baltar Blanco es posible que desaparezcan de los cómodos sillones del Salón de Sesiones del Pazo Provincial históricos en sus escaños como los alcaldes de Vilar de Barrio y Chandrexa de Queixa, Julio Pérez Gallego y Francisco Rodríguez, respectivamente, no tanto porque los resultados del pasado 24 de mayo en sus respectivos concellos no hayan sido buenos, como por el hecho de su edad y los años de servicios prestados como diputados provinciales.

En otro polo se encuentran los casos de aquellos a los que no han acompañado los resultados, como Argimiro Marnotes en O Carballiño y Avelino García Ferradal en A Rúa, a los que ahora esos malos resultados podrían pasar factura. Más fácil resultará en casos como el de Freire Couto, el ex alcalde de Barbadás, apartado ya de la política local. No es previsible el cambio en el diputado de la comarca de A Baixa Limia por la Xunta Electoral de Bande, que hasta ahora ocupó el alcalde de Muiños y portavoz del Grupo Popular en la Deputación, Plácido Álvarez Dobaño, con su hoja de servicios de portavoz impecable.

Metido en el análisis de los datos que dejan los resultados del 24-M en Ourense, Baltar Blanco optó por incidir en la extrapolación y otras aplicaciones de los números, y señaló que, si el procedimiento de elección de los diputados fuera el que resultara de las urnas que él defiende en vez del modelo vigente, el PP tendría 13 diputados provinciales, 7 el PSOE, 3 el BNG y 2 Democracia Ourensana. Con lo que los nacionalistas serían en esta ocasión los principales beneficiados.