Independientemente del análisis que haya hecho el Concello Nacional del BNG y de que la reunión del pasado sábado haya planteado, únicamente, valoraciones globales de la situación sufrida por la formación de Guillerme Vázquez el pasado 22-M en el conjunto de Galicia, a los nacionalistas les queda por delante en la provincia de Ourense una compleja, extensa y sesuda labor de análisis que hacer a tenor de los malos resultados conseguidos en esta provincia.
El primer dato que habla del empeoramiento global del voto nacionalista en Ourense son los 12.610 votos menos logrados ahora respecto al 2007, lo que supone una pérdida de voto del 30%. El BNG se debate entre dos barreras psicológicas, la de los 40.000 votos que había logrado rebasar en 2007, y la de los 30.000, por debajo de la cual (29.405) se ha colocado ahora.

Otro dato importante es que el BNG sólo ha sido capaz de no perder voto en 2 Zonas de las 7 de la provincia, Ribadavia y Verín. Pero no siempre los porcentajes de voto se ven reflejados en escaños, y en el caso de Ribadavia el 14% de mejoría se traduce únicamente en 2 concelleiros más en Castrelo de Miño. Todo lo demás continúa igual, que ya no es poco.
Máxime si se tiene en cuenta el caso de Verín, donde el BNG logra subir un 3% en voto en toda la comarca, y aún así baja de los 14 a los 13 escaños en el conjunto de los 11 concellos que integran esta Junta Electoral.

Son los menos malos de los resultados que lograron en Ourense los nacionalistas este 22-M, todo lo demás es un escenario sombrío que dibujan unos resultados siempre negativos.
Es el caso de la Zona de Bande, donde el BNG perdió un 40% de voto y 3 escaños, pasando a desaparecer en Padrenda y Muiños y reduciendo presencia a 2 concelleiros en Lobeira.
Lo mismo le ocurrió en Vilamartín de Valdeorras, corporación en la que ya no estará el BNG en la próxima legislatura. Valdeorras no es territorio abonado a los nacionalistas, que hasta ahora sólo disponían de presencia en O Barco de Vadeorras, A Rúa y Vilamartín. Se quedan en las dos primeras, y menos mal.

El tremendo batacazo del BNG en Carballiño ha sido el que ha lastrado determinantemente el gobierno de progreso en este Concello. El PSOE cayó de 9 a 8, pero el BNG perdió 3 concelleiros de los 4 que tenía y dejó su grupo municipal reducida a la mínima expresión.
En la Zona de Carballiño los resultados de los nacionalistas han sido desastrosos: 59% de caída de voto. Sólo han logrado entrar en el Concello de Beariz, para general sorpresa, pero han perdido presencia en Irixo, Piñor de Cea y San Cristovo, además de O Carballiño.

Más diversa y variopinta es la situación que plantean los 37 concellos que conforman la Zona de Ourense, donde hay de todo.
Pero menos los casos de Vilar de Santos, A Bola, Allariz, Maceda, Xinzo de Limia y Cartelle, en todos los demás poco de bueno pinta.
Así, en Rairiz de Veiga el BNG no ha logrado sobreponerse a la gestión peculiar y arbitraria de Rodríguez Ambrosio, que logró sumar para el PP lo que restó a sus anteriores compañeros.
En Celanova, ni la animada visita de Guillerme Vázquez al mercado del último jueves de campaña logró evitar que el voto nacionalista cayera hasta perder la mitad, 3, de los 6 concelleiros que tenía.
Otro tanto ocurrió en la capital ourensana, y poco menos en Ramirás, donde el BNG bajó de 5 a un concelleiro.
Tampoco el senador por designación autonómica y coordinador del BNG en la comarca de A Limia, Xosé Manuel Pérez Bouza, logró evitar la corriente bajista en su Porqueira natal, donde el BNG perdió también la mitad de lo que tenía, 2 escaños, y se queda con 2 concelleiros.
Los nacionalistas desaparecen de al menos siete concellos de la Zona de Ourense: Esgos, Gomesende, A Peroxa, Sandiás, Amoeiro, Baltar y Os Blancos.

Proporcionalmente una especie de mal menor si se lo compara con el caso de la Zona de Trives.
Esta Zona que conforman 11 concellos es una de las que mejor muestra la resistencia que los nacionalistas hallaron cada cuatro años para, incluso, conformar listas, y ahora evidencia lo poco que les ha costado desaparecer de donde habían ganado una presencia incluso importante.
Son los casos de Vilariño de Conso y Montederramo. En el primero de los concellos fueron gobierno con el PSOE hasta que llegó la moción de censura. De poder haber completado legislatura y ser alcalde su número uno, han pasado a desaparecer los dos concelleiros que tenían. En Montederramo también han desaparecido sus hasta ahora consolidados dos escaños, casi de la noche a la mañana.
Sólo en Viana do Bolo y en Manzaneda el BNG halla consuelo, pero en San Xoán de Río perdieron un escaño que el vale el gobierno al PP.