El parón reflexivo

 
13 de MAYO de 2011: OURENSE DIXITAL

No se les veía preocupados este 12 de mayo, ni mucho menos. Ni siquiera a los de Francisco Rodríguez, a los que se le cayó el acto central de campaña y la presencia en Ourense de Alfredo Pérez Rubalcaba. Puede que la procesión vaya por dentro, como reza el dicho, pero, insisto, qué bien lo disimularon...

En el fondo dio la sensación de que agradecían el parón. A alguno se le oyó un que ben ven un día así. Tampoco el ciudadano los echó de menos, precisamente, o al menos no conozco a nadie que se sintiera frustrado al acudir a alguna de las carpas que se instalan en la calle del Paseo y encontrarlas vacías unas y cerradas las otras.
También pudieron haber colocado un cartelito con un cerrado por luto o así.
Tampoco tenían por qué dar por sentado que el ciudadano podía prever que semejante espíritu solidario se desatara en todos ellos tan de repente.

En cambio, era previsible esa sensación de alivio que sintieron muchos de ellos, se veía venir. Iban transcurridas sólo seis jornadas de campaña y si algo está claro es que muchos, la gran mayoría, no dan cogido el ritmo propio de una campaña electoral.
No será porque las encuestas no coincidan en que el porcentaje de indecisos en Ourense es alto, en torno a un 35% en la capital, un 40% en Xinzo... ¿Qué es primero el huevo o la gallina, los indecisos por su culpa o su desmotivación por la escasa apetencia del electorado?...

No es asunto baladí, sino fiel reflejo de lo que las encuestas del CIS reflejan: que los políticos han pasado de estar poco y mal valorados a ser considerados uno de los problemas de este país. Ostiazo en los morros de todos ellos.
Ya no sólo preocupa a la ciudadanía el paro y el clásico del terrorismo sino también los políticos, acabáramos, paisano, lo que hemos tardado en darnos cuenta...
Estos días pulula por la Red un power point brasileño que muestra la ciudad de Hiroshima 65 años después de ser arrasada por una bomba atómica: una ciudad totalmente recuperada, moderna y cosmopolita ahora. Muchas ciudades de Brasil nunca fueron arrasadas por ninguna bomba atómica y en cambio siguen plagadas de fabelas. El problema de Brasil siguen siendo sus políticos, las fabelas una consecuencia de ellos.

En esta provincia y en esta ciudad tendrán que ponerse las pilas de una vez. No vaya a ser que el ciudadano se de cuenta de que llevamos 16 meses sin Obispo y no ha habido ninguna catástrofe, ni se ha desmoronado la fe de los cristianos, ni casi los más beatos lo han echado de menos.
A ver si les va a pasar a ellos.

 
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