Muy atentos a la fecha del 20 de abril, cuando en el Boletín Oficial de la Provincia aparezcan las candidaturas que, finalmente, se presentan en esta provincia. Tiempo de realidades, se acabaron las conjeturas y las especulaciones, los intentos y los amagos, no habrá más cera que la que haya.
También se habrán terminado las tensiones y las guerras internas, las de los partidos de puertas adentro, las más cruentas, las del sácate de tú que me pongo yo y sálvese quien pueda y el que más chifre, capador.

En realidad, se quiera creer o no, este lunes, 18 de abril, con el cierre del plazo de presentación de candidaturas se cierra el proceso más cruel, a veces fraticida, de todo proceso electoral. El tiempo en que se lucha por dentro, en que todo aquel que aspire a convertirse en compañero es rival, en que casi todo vale con tal de lograrlo y en el que a todos los tontos les encantan los caramelos.
Si no es el todo de las verdaderas elecciones, os aseguro que es una gran parte.

De ahora en adelante, se impone que lo hecho es inamovible y hecho está, que, como diría Baltar, si se es buen perdedor se asume y a arrimar el hombro: los que están en la lista ganan, y los que no a trabajar por el partido. Cierto, también es fácil decirlo cuando se llevan ya décadas ganando siempre.
Es a partir de ahora, de este 18 de abril, cuando la lucha interna deja paso a la otra, los rivales de tu partido a los enemigos políticos de las otras formaciones, se empieza a vender lo de uno y a cuestionar todo lo demás. Ni los que fueron socios allí donde hubo gobiernos bipartitos son tripulación sino polizones a los que, como en Maceda, se arrojará por la borda.
Y habrá casos para constatar hasta donde puede llegar la disciplina y los sacrificios de partido: Punxín, por ejemplo, donde acaba de alunizar en la cabeza de la candidatura del PSOE un sujeto al que su padre le ha prestado el paracaídas.
Puede que haya casos en los que el sacrificio raye con la estupidez. En realidad siempre hubo casos así. Y también estúpidos.

Pero, sobre todo, este 18 de abril empezaremos a saber los ciudadanos cuánto realmente hay más allá del más de lo mismo, del PP, del PSOE y del BNG. Cuántas alternativas y cuáles, y dónde, y cuantos independientes y de ellos cuantos no son dependientes del cabreo por haberse visto fuera de las listas del PP por obra y gracia de los Baltar.
Sabremos hasta donde llega la proyección del descontento en A Limia, por ejemplo, y hasta donde la del POLI en la capital ourensana y el rango de valor de esos combatientes que creyeron que con las siglas ya estaba ganada la batalla, como los veteranos combatientes se calaban la boina para creerse las milongas que les contaban a los chiquillos.

Tiempo de saber cuántos y quiénes son y hasta donde ha llegado su capacidad y su interés por someterse a las urnas.
En tiempos de desesperanza y de desilusión del electorado, del ciudadano, lo previsible es que estén a la altura y las confirmen.