El oficio de político

 
17 DE MAYO DE 2007

El oficio de político tiene sus sacrificios. Que sólo son unos cuantos días cada cuatro años, vale, pero a veces hay que pagar un precio considerable. Y sino había que verlos a todos o casi todos este 17 de mayo compartiendo xantar con los vecinos de Santa Cruz.
No es cosa de ver sólo la paja en el ajeno. Los votantes, el paisano, somos un coñazo y nos ponemos de un pesado que echaríamos para atrás a cualquiera sino que fuera que ahí están ellos llegada la campaña electoral, asintiendo como si toda la razón del mundo estuviera de repente de nuestra parte. Es más, como si les fuera la vida en la sarta de jilipolleces que más de uno escupe por la boca sin el menor recato. Y, por supuesto, sin darse cuenta de que al político no le queda otra salida que hacer que nos escucha. Como mínimo.

 
 

En plena calle de esta ciudad, asistí a un monólogo besugo de un potencial votante de un candidato de una de las fuerzas que se presenta por Ourense a estas elecciones. Decía el potencial votante (que según él ya no lo era, sino votante incondicional del candidato en cuestión), ser de toda la vida de los suyos, y en menos de un par de minutos rebuscó antecedentes de la trayectoria del político y del partido desde la UCD hasta la no menos ya histórica Esquerda Galega, pasando por el CDS y no recuerdo ya si alguna formación más. Tal cúmulo de disparates exigía muchísima concentración para retener tanta incongruencia disparada en tan poco espacio de tiempo y sin la menor conexión lógica.
Al final la conclusión era clara y patente: el votante, potencial o fijo, convenció al político de que tenía que presentarse, ser candidato, votable, sujeto elegible, ciudadano aspirante a un escaño en el Concello de esta ciudad. Él se lo exigía.
Cuando el paisano concluyó y se marchó, el candidato confesó tener, al menos, dos dudas: uno, si el votante estaría al corriente de que él ya se presentaba a las elecciones; y, sobre todo, por qué carallo de partido me presento eu...

Pero hay otro tipo de problemas.
Llegadas fecha señaladas como la de este 17 de mayo, el candidato del BNG consiguió ayer xantar dos veces. Alex, que puede que sea ésta una de las causas de su estampa cada vez más fondona, tenía que comer con los jubilados y pensionistas de La Esperanza a las dos de la tarde, y con el director Xeral de Acción Social y la Asociación de Vecinos San Vitorio en Santa Cruz a las tres y media. Hora y media en medio de ambas citas vale para un mitin, pero para una comida no es saludable.

   

Hay que pensar que por poco que comas y evites los postres y el café, puede que tengas así como media hora para hacer el camino, llegar con la lengua fuera y ponerte a comer de nuevo como si fueras Obelix en una degustación de jabalí. Vale que dicen médicos y dietistas que las comidas mejor más espaciadas y más al día, pero también más frugales y ya se sabe que en estas no te andan con contemplaciones, que no nos vas a despreciar tal e cual...

Desde luego nunca mejor dicho, hay que ver lo que aguantan los estómagos.

 
 
Los votantes, el paisano, somos un coñazo y nos ponemos de un pesado que echaríamos para atrás a cualquiera sino que fuera que ahí están ellos llegada la campaña electoral, asintiendo como si toda la razón del mundo estuviera de repente de nuestra parte.