Fueron los primeros en cantar que lo habían conseguido: 92 de 92, pleno. Más imposible.
Baltar, por contra, ni se molestó en anunciar que, como tiene por costumbre, esta vez el PP tampoco bajaría de las 92.
Seguro que haberlo logrado el PSOE ha sido el trabajo de un equipo, no de un sólo hombre, pero casi estoy seguro de que si hay uno especialmente feliz es Miguel Fidalgo Areda.
El exalcalde de Ribadavia y exdiputado provincial, consagrado en gris al partido desde hace tiempo, fontanería provincial incluída, se había propuesto brindarle al PSOE la lucha por la Diputación en las mejores condiciones.
Conseguir montar el tope de candidaturas en la provincia es situar al Partido Socialista en la mejor lanzadera que se puede lograr.
El resto ya es cosa de ellos, de los candidatos.

 
 
 
 
 
El socialista feliz  
23 DE ABRIL DE 2007 : — 18

Posiblemente les hacía ilusión (están en su derecho), y al mediodía cantaron victoria. Los socialistas habían logrado completar e inscribir 92 candidaturas y cubrir la totalidad de la provincia.
Algo hasta ahora reservado al Partido Popular, a las estructuras diseñadas por Baltar Pumar desde la veterana Coalición Galega. Cuestión de herencia, más que nada.
En ese momento Miguel Fidalgo Areda, ese hombre menudo, tremendamente gris pero efectivo y eficaz, puro y duro hombre de partido, debió sentirse un tipo feliz. Quizá su gran meta esté lograda, su trabajo hecho. No será determinante, todos sabemos que no, pero es como la

 
 

primera parte de la contienda electoral, una especie de previas, que es bueno ganar. Aunque sólo sea para reforzar la moral de la tropa.

El Partido Socialista, no obstante, tiene en su haber heridas de guerra a cuenta del asunto de la listas, tampoco hay que olvidarlo.
En más de una ocasión se montaron listas con candidatos prendidos por pinzas que el día de las votaciones ni siquiera acudieron a las urnas. Por eso en 1999 en Xunqueira de Espadañedo sólo consiguieron 8 votos, cuando la lista la completaban 9 personas. Y cuatro años antes, en el 95, en Vilar de Santos de los 9 de la lista al menos dos ni siquiera se votaron porque el PSOE solo consiguió 7 votos. Recuerdo que aquello contrarió mucho al entonces responsable del artelle en falso de la candidatura, Gonzalo Iglesias Sueiro.
Es el riesgo que tiene querer estar como sea, forzar más allá del límite.

Con esto se explica la importancia de la batalla. No gana la guerra, ni mucho menos, es obvio, pero se lucha por ello durante muchas semanas e incluso meses antes. En realidad unas elecciones van mucho más allá de la campaña y de la precampaña electoral o como se le llame. En realidad unas municipales es un trabajo intenso que igual que no obvia ni los censos de habitantes ni los de votantes, tampoco desprecia el reto de lograr la mayor implantación de los partidos en cuantos más mejor concellos de una provincia.
Los socialistas han logrado esta vez su registro histórico con Miguel Fidalgo al frente de la misión: el pleno de listas en todos los concellos de la provincia.
Saben que al menos, por esta vez, el jefe de los populares ya no se llenará la boca diciendo que sólo el Partido Popular es capaz de conseguir presencia en todos los municipios de la provincia, como hasta hace un tiempo hacía con sus sucursales una conocida entidad crediticia.
La segunda parte del razonamiento de la operación, producir importantes cambios en el reparto de escaños en la Diputación, está por ver.

Por lo de pronto, a expensas de lo que resulte de conocerse con exactitud cuántas ha conseguido la tercera de las tres principales fuerzas en la contienda electoral, el BNG, los socialistas ya mejoran sus propios registros.