Hace ya más de 20 años que llegó para quedarse. Con veintiún años y medio en el cargo, completar esta legislatura le servirá para acuñar un cuarto de siglo de historia como presidente de la Deputación de Ourense.
Posiblemente será el presidente más longevo de la institución provincial ourensana.

Amado por muchos y odiado por no pocos, entre los que tampoco son pocos los de su propio partido, José Luis Baltar aterrizó en enero de 1990 en el sillón que dejaba vacante Victorino Núñez para dar el salto a la política gallega como presidente del Parlamento de Galicia.
En las semanas previas a la mudanza de Victorino y al relevo en el sillón presidencial de la Deputación de Ourense, la lucha fue dura y Baltar Pumar no era precisamente el candidato del entonces presidente. Había más candidatos de los que reconocían públicamente aspirar al trono, pero ninguno supo como Baltar Pumar poner de su parte a los alcaldes de la provincia, siempre sus aliados.
Baltar Pumar había sido el gran muñidor de los coagas, luego de los Centristas, y aterrizados éstos en el Partido Popular seguía siendo la mano que movía las cuerdas del muñeco y el aparato del partido.
También así llegó a la cúpula del Partido Popular de Ourense, y también aquí se instaló para quedarse más años de los que muchos de aquellos camisas viejas provenientes de AP le auguraban en sus pronósticos. La boina frenó a los birretes de Cabezas cuantas veces fue preciso, y José Luis Baltar consolidó un día tras otro un tándem perfecto: Deputación y partido, la primera por las mañanas, y el PP por las tardes.

Se abre una nueva etapa de Baltar Pumar en la Deputación de Ourense. Que no es necesario que lo diga él para saberse diferente, muy distinta a todas las que le precedieron. Ya hace algunos años que se acabaron las vacas gordas. Falta saber ahora si también se habrán acabado las viejas fórmulas de Baltar Pumar.
Está por ver si estaremos hablando de Baltar Pumar de nuevo presidente, o si de un nuevo presidente en la Deputación de Ourense. Los tiempos que se avecinan parecen aconsejar lo segundo, pero igual que la función hace el órgano la deformación también es considerable.
No estaría mal poder confiar en veintiún años y medio de experiencia y de tenaz trabajo día a día, para afrontar los cambios que necesitan las diputaciones provinciales si de verdad quieren ser útiles al ciudadano. Podría ser el reto, sería bueno que lo fuera, pero hoy, igual que hace 4 años, y 8, y 12, y 16, depende de él, de Baltar. Experiencia no le falta, es cuestión de cambiar el chip.

O neto do Catano, como en Esgos le llamaban cuando todavía era un crío, llegó para quedarse como creo que ninguno supusimos jamás. Es más que probable que la legislatura que acaba de comenzar sea la última de Baltar Pumar como presidente de la Deputación de Ourense. Sería excelente empezar a descubrir al nuevo presidente que esta provincia precisa. Y más en los tiempos que corren y los que se avecinan.
Y nunca más tarde porque no hay tiempo que perder.

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