Algo aquí falla estrepitosamente.
Tanto o mas como el Plan de Urbanismo de 2003 que ha muerto en los tribunales de justicia.
Más incluso, que ya es decir.

A día de hoy está claro, consumado y sentenciado que el PXOM de 2003, el del binomio Cabezas-Campo Labrador fue una absoluta chapuza. Y una tontería que Poly Novoa se haya empeñado en defender lo que es indefendible. Se puede ser fiel, legal y leal, noble, pero no tonto. No digo que lo sea, sólo que lo ha hecho.

A día de hoy no está claro, por contra, qué fue realmente el cambiazo que se le dio al planeamiento, a qué, cuántos, cuáles documentos; para qué, exactamente para beneficiar a quiénes; hasta donde llegó el atrevimiento, la indecencia, la corrupción, la desvergüenza... de quiénes, exactamente quiénes fueron...
En definitiva, de qué hablamos cuando decimos cambiazo.
A día de hoy parece estar claro, no obstante, que nunca lo sabremos.
Y yo, como tú, tampoco tengo claro por qué nunca lo vamos a poder saber.

Pero a día de hoy tenemos clara ya cuál es la suma conclusión de la chapuza que fue el PXOM de 2003: el daño colateral por antonomaxia, el bucle.
No deja de ser curioso, paradójico y, por supuesto, de todo punto injusto: quien la hace no sólo no la paga sino que la administra. El sistema premia al chapuzas, al presunto corrupto, en el mejor de los casos al inepto que no supo o no quiso hacerlo bien.
El PP gobernando el Concello de Ourense hizo un mal Plan que se cae ocho años después.
La Xunta de Galicia visó ese Plan cuando los técnicos de Urbanismo tenían que haberlo corregido a tiempo.
Y ahora el Gobierno municipal tiene que pedir a la Xunta de Galicia, a los técnicos de esa misma Consellería, que administren las normas provisionales que remedien la parálisis que impone por sentencia del Supremo su ineptitud.
Es decir, el modelo de ciudad que diseñaron los que sucedieron a los que hicieron el Plan en el ecuador de los 8 años de vida del aborto de PXOM, está ahora en manos de los que estaban llamados a corregir aquel aborto.

El modelo de la ciudad que ha querido, quiere y defiende el bipartito, estará en manos durante al menos los próximos tres años de la Xunta de Galicia. Es decir, del PP durante al menos los próximos dos años. Si el bipartito repite en mayo próximo, no tendrá un nuevo PXOM antes de tres años es decir, no tendrá más que un año de legislatura para exprimirlo, a no ser que repita en 2015.
Rodríguez dijo el jueves, nada más filtrarse la sentencia, que el hecho de que el PXOM de 2003 se viniera abajo era la herencia del PP. La herencia en toda su extensión, alcalde. Y envenenada.
En realidad es un bucle que le permite al PP rematar una legislatura del bipartito al frente del Concello de Ourense, teniendo en sus manos el destino de muchos de los proyectos del Gobierno de Francisco Rodríguez por el sólo mérito de haberlo hecho el PP rematadamente mal. Ese es el mérito.
El resultado: que lo han hecho tan mal que les corresponde la responsabilidad (y el honor, incluso) de volver a hacerlo. De seguir haciéndolo. De corregirlo.
O de asfixiarlo, por qué no.