He aquí un claro ejemplo de lo pintoresca a la par que pobre que se ha vuelto la condición política, el alcalde de Melón, Alberto Pardellas. De que casi cuaquiera lo puede conseguir, de que quien te lo iba a decir a tí hace unos años, de lo peligroso que resulta el juego político al punto en hasta donde hemos permitido que se degradara.
Alberto Pardellas es un hombre pintoresco. Hecho a sí mismo, llegó a la política con su dinero (por lo menos no con el de ninguno de los partidos consolidados). Inventó el GIM, el Grupo de los Independientes de Melón, con el que él y otro consiguieron meter la cabeza en el Concello.

Los populares no lo querían ver ni en pintura, el PP de Ourense lo evitaba, y Baltar ya se sabe: cuanto tienes, cuanto vales. Por eso cuando Pardellas tuvo representación municipal empezó a servirle.
Y más cuando las fricciones en el seno del PP entre los coagas y los otras, Celso y Óscar, subyacían y empezaron a pasar factura: el alcalde se cargó a la rama dura del PP, y entonces apareció Pardellas y el GIM para salvar la mayoría en el Concello de Melón de Celso Rodríguez Acuña.
Y de ahí al cielo, del GIM al PP (de toda la vida, oye), de la oposición al gobierno como socio necesario, y luego Pardellas alcalde.
Explicado así, muy por lo breve, habrá que concluir que Pardellas en política es lo más parecido a un meteoro.
Pero el hombre metió la pata con el polideportivo en suelo BIC, demasiado cerca del Mosteiro y demasiado notorio como para que colara a la justicia aquello de que no se había percatado. Eso más que un argumento fue un insulto a la inteligencia del tribunal.

Los políticos como Pardellas son así, no magos sino mágicos, no sacan conejos de la chistera sino que salen ellos, se inventan, se producen y se proyectan a donde se proponen (el PPP). A veces les cuesta, pero de una u otra forma, lo consiguen. En consecuencia, ¿por qué pensar que ellos no puedan pensar que pueda pasar (otro PPP), y que el Constitucional acabe reparando el daño que causará (sobre todo a él, a ellos) esa sentencia de la Audiencia?...
Que no tiene por qué ser injusta (ni siquiera hay que entrar a valorarla), sino que, como la vida tantas veces, no hace justicia a estos sujetos.

Pardellas como Cruz Gago, el acalde de Punxín, debe creer en el Constitucional como algo étereo y con capacidades ilimitadas para reparar todo lo que se proponga, una especie de dios de las alturas democráticas que con la misma que te puede dar la absolución, le puede recordar a la Audiencia Provincial de Ourense que un lapsus, incluso reiterado, lo puede tener cualquiera, y un par de prevaricaciones sobradamente constatadas las puede soportar perfectamente el sistema que, como la bondad del Constitucional, ha de ser ilimitada.
Lo razona uno en un intento de ponerse en la piel de estos sujetos, los alcaldes de Melón y Punxín, y para evitar los tan extendidos como facilones que morro, hace falta tener cara, quien se créen que son del pueblo liso y llano.

A estos sujetos el pueblo liso y llano difícilmente los alcanza y los comprende, los votó hace ahora casi cuatro años, como ellos quieren volver a poder decirles que lo vuelvan a hacer llegado el mes de mayo.
De eso se trata. Y recurren al Constitucional como si lo conocieran de toda la vida, tuvieran toda la razón del mundo, prevaricar fuera lo más normal en política y el presidente del Tribunal fuera lo más parecido al cura del pueblo que con dos oraciones de penitencia te despacha el perdón y aquí paz y después gloria.
Con la misma facilidad que ellos pueden pecar, el Constitucional puede redimirles.
Vamos, como ellos están acostumbrados a decir: se non o fas é porque non che da a gana.