Indignados, descontentos, invisibles,...

 
Por ELVIRA CUADRADO
 
 
 
18 de MAYO de 2011: OURENSE DIXITAL

La semana ha estado marcada por los últimos sondeos municipales. Aunque la verdadera encuesta es el 22-M, las encuestas nos muestran dos cosas claras: el PPdG tiene que dar un salto veloz si quiere la alcaldía de la ciudad, y el efecto Feijoo no funciona. Si fuera un pepero pesimista o un sociata optimista, veo a la capital como una isla en ese cantado –y aún no votado- desplome del PSOE.  Y los Baltares tendrían que dar muchas explicaciones.

La clave la tienen los indecisos, en su mayoría descontentos y, de éstos, gran parte ganados a pulso por Zapatero. El movimiento del 15-M ha sido una campanada en medio de la ruidosa campaña electoral. Basado en el panfleto ¡Indignaos! , pequeño ensayo recientemente publicado en Francia y prologado por el español José Luis Sampedro,  su mensaje es sencillo y de fácil cuajada en el actual contexto socioeconómico: la crisis existe y se mantiene por la dictadura de los mercados. Nosotros somos marionetas y aquéllos son una amenaza para la democracia y el bienestar social. Curiosamente, el autor del ensayo es un nonagenario, Stéphane Hessel, superviviente de uno de los campos de exterminio nazi.  

Los manifestantes del 15-M puede que coincidan –al menos parcialmente- con esa bolsa de votantes jóvenes que le dieron la victoria a Zapatero en las elecciones generales del 14-M de 2004. Estos, junto con otros simpatizantes socialistas, integran ese relativamente elevado colectivo de indecisos que detectan las encuestas en el electorado de izquierdas. IU se ha apresurado a desmarcarse del bipartidismo contestado mientras que el PP se ha comportado como que no va con ellos y que, como siempre, la culpa la tiene Zapatero. Lo cierto es los programas electorales dejan muchos invisibles.

Los populares han centrado gran parte de su campaña en estigmatizar los bipartitos adjudicándoles las etiquetas de despilfarro e inestabilidad gubernamental y, de paso, reivindicando la alcaldía para la lista más votada. Y la izquierda ha achantado mostrándose incapaz de vender los logros y ventajas de las coaliciones. Tampoco ha aprovechado la oportunidad de explicar a la ciudadanía que un gobierno en minoría de la lista más votada es, por su propia naturaleza, inestable o que Alemania remonta la crisis con una coalición de partidos.

Otra cosa distinta es que determinados ediles del BNG en la capital –luego dimisionarios- confundieron acuerdos de gobierno con partición en dos del gobierno, creando dos ejecutivos con sus respectivos asesores, despachos, … y con actuaciones tan paletas como la del logotipo de la tenencia. La ciudadanía rechazó siempre eso (Touriño y Quintana son los restos calcinados de ese estilo) aunque nunca podremos saber si el BNG tuvo el acierto de escuchar a la ciudadanía y provocar la salida de esas piezas políticas, o si éstas tuvieron que salir de prisa y con el rabo entre las piernas por esa gran cagada que fue la contratación fraudulenta de los paneles publicitarios.

Tampoco ha faltado en los mítines el recurso permanente a fórmulas para desprestigiar al adversario. ¿Por qué a los políticos les cuesta últimamente resistirse a descalificar y masacrar al contrario de forma tediosa y con temas cansinos? Pues porque no hay debate. En parte porque no hay programas y en parte porque la práctica totalidad de ellos no dan el nivel mínimo para el ejercicio de la dialéctica. Unos porque no tienen ni idea, otros porque le cuesta bastante hablar, otros porque dicen que ya se pondrán al día en la campaña y la mayoría porque les es más fácil acudir a las mentiras, las manipulaciones y la elaboración de frases con relleno de trampa (por si acaso alguien se acuerda).

Pero también se acude a la descalificación porque la gente no se cree ya ninguna promesa programática y, sobre todo, porque es muchos más mediático un insulto o una noticia insidiosa. Esa falta de confianza es la que ha llevado al alcaldable del PPdG, Rosendo Fernández, a utilizar la artimaña del contrato con el ciudadano, una táctica ya utilizada por Feijoo09. No entiendo por qué se pasan años alejándose del ciudadano y luego, en quince días, se convierten en moscas cojoneras con remordimientos en su lemas como los del centrados en ti o del ourensán coma ti.

Y, ya como tercer gran recurso de nuestros políticos, están las tonterías, sin más medida que la fecha del 20 de mayo. El candidato de Iniciativa por Ourense (iPOU), Marcos Guimarey, dice que “hay que devolverle la política a los ciudadanos”. Yo le contestaría, “no, por favor”. Los de Esquerda Unida quien suprimir gastos superfluos pero crearan una empresa pública de energía y un metro ligero “cara a Baños de Molgas, Peares, Ribadavia ou Carballiño”. Y Rosendo Fernández quiere montar un CRM para los administrados. Se nota que no tiene ni idea de qué es eso. Cierto que no acostumbra a mentir descaradamente. No dice que el AVE será soterrado si él es alcalde ni que cambiará el trazado de O Pino. Sólo dice que luchará para que no sea así aunque para eso quede mejor el traje de la oposición. 

No sé si es por los valores familiares que transmite el virrey Baltar –tanto por el apoyo a su hijo como a la entrada de estirpes afines en el Palacio Provincial- o por otro motivo, pero lo cierto es que en estas elecciones son numerosos los alcaldes que desean compartir el poder con su familia y, a veces incluso, transferirlo por la vía hereditaria. El alcalde de Vilar de Barrio ha metido en su lista a su yerno de cara a su sucesión. El de Melón, Pardellas, inhabilitado por confundir un monumento histórico con un galpón, ha tenido que meter a su mujer de cabeza de lista aunque él se quedará –ya lo ha dicho- con el dominio de la finca. El de Oímbra, Alfonso Villarino, el de las casas patera, lleva a su hija de número 2. El de Boborás, Cipriano Caamaño, lleva a su mujer en el número 7 porque en las anteriores elecciones fallaron las expectativas y se quedó fuera. El de Punxín –éste ya del PSdG-PSOE y también inhabilitado por practicar el deporte de los psicópatas, el mobbing- ha recurrido a su hijo. Y el de Beade va más lejos en ese gusto por la perpetuidad: además de su hermano, ha metido en la lista a su nieta.

A partir del cierre de las urnas este domingo, empezará la cuenta atrás de esa agenda oculta de los nuevos gobiernos municipales, de todo eso que no nos han contado: recortes de gasto, EREs consistoriales, subida del IBI,… Y, vista la desfachatez de algunos alcaldes de la provincia poniéndose sueldos, esa agenda dejará de ser oculta en breve plazo de tiempo.

 
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