Discreto Derrame Rock el de este año, con un cartel digno pero pobre y con La Pegatina firmando el mejor concierto
 
Con un cartel digno pero pobre, la acampada a 3 kilómetros de la ciudad, Ourense no supo este año mucho del Derrame Rock ni su 19 edición ha tenido nada que ver con la de 2010 cuando Los Suaves les abrieron las puertas de la ciudad a Santo Grial, la productora del Derrame Rock. Ahora sí Loquillo hizo lo que no hizo hace dos años, cantar La Mataré que tuvo que sacar de su repertorio por las presiones de las mujeres víctimas de los malos tratos. Y para colmo, vino el tonto al concierto en vez de la cigüeña para romperle la ceja con un hielo al Rulo el día del cumpleaños de su hija
 
 
 
 
 
 
23 de JUNIO de 2014: OURENSE DIXITAL
ISA S.

El Derrame Rock de este año (19 edición), ha dado un paso atrás. Quizás sea para tomar impulso de cara a la celebración del vigésimo aniversario, o tal vez porque desde aquel 18 de septiembre de 2010, cuando se celebró el concierto 29 años, 9 meses y un día de Los Suaves que le abrió las puertas de la ciudad a Santo Grial, productora del concierto y del Derrame Rock, hayan cambiado muchas cosas en el Gobierno local. Lo cierto es que el festival este año ha retrocedido.

Con un cartel digno pero pobre, una zona de acampada a 3 kilómetros de Expourense y actividades paralelas en Benposta, lejos del centro de la ciudad (atrás quedaron los conciertos acústicos en la plaza Mayor de grupos como Reincidentes que le dieron vida al Casco Viejo), han hecho que este año la ciudad apenas sintiera los beneficios del festival. Si a es eso le sumamos que es la primera edición de las cuatro que se han celebrado en Ourense, en la que sólo había un escenario y que los tiempos muertos entre concierto y concierto apalancaban a los que estábamos allí, (tan aburridos llegamos a estar que hubo quien hizo inventario de los solo 4 puestos de merchandising y llegamos a escuchar frases del tipo "Mira, falta un parche de Eskorbuto. Ya lo han vendido") este Derrame ha dejado un sabor amargo entre los incondicionales locales y los llegados de toda España.

Las mayores expectativas del viernes eran para El Drogas, por la curiosidad que despertaba verlo en solitario, sin Barricada, el grupo que lo hizo famoso. La última vez que actuó en Ourense fue con ellos, en el Jardín del Posío, en 2010. No decepcionó. Acompañado de una banda magnífica, con un puesta en escena que recordaba Drácula de Bram Stoker: levita a juego con sombrero de copa, bastón y gafas oscuras, sin olvidarse del pañuelo en la cabeza que lo hace inconfundible. Además, con un repertorio en el que no faltaron canciones míticas de Barricada, como Blanco y negro o Todos mirando, se metió a todo el público en el bolsillo.

Otra de las actuaciones estrella de la noche fue Loquillo. Loquillo que por las presiones por las agrupaciones de la mujeres víctimas de malos tratos había quitado de su repertorio la canción La Mataré, (hace dos años en el Derrame celebrado en Oira ya no la tocó) volvió a cantarla para un público entregado repitiendo como un loro sin pararse a analizar la letra de esa canción.

El sábado, fue el concierto de Rulo y la Contrabanda en el que más cosas curiosas se produjeron. Primero, paró el concierto porque después de que alguien del público tirara al escenario dos veces hielo, sin alcanzarle, el tercero le dio a Rulo en la ceja. Tras un "estoy aquí con todo el cariño en Ourense, el día del cumpleaños de mi hija y me rompen la ceja con un hielo" o "en todos los lugares hay un tonto y una cigüeña. Ojalá hubiera venido la cigüeña". Tras unos minutos de indecisión, en el que los músicos dejaron sus instrumentos, decidieron seguir con el concierto. Tras este incidente, la nota tierna para cerrar su actuación la puso Iker, un niño madrileño de unos 4 años, con el que cantó a duo la canción Cabecita loca.

Por otro lado, mientras Marky Ramone, no tuvo la deferencia de saludar a un público entregado, al final del concierto, los Celtas Cortos al finalizar se marcaron un baile con música electrónica de fondo. Para introducción, la de Gatillazo que salió al escenario con la música del El Padrino.

Pero sin duda, si el sábado hubo un grupo que conquistó a todo el público, por su puesta en escena y por su interacción con todas las personas que allí estábamos, fue La Pegatina, repetidor por segundo año consecutivo en el festival.
Después de una edición floja en muchos aspectos tendremos que esperar para ver si el 20 Derrame Rock se celebrará en Ourense o si, siguiendo su espíritu nómada, va en busca de otros lugares que le aseguren la supervivencia.

 
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