Las piscinas del Pabellón Municipal de Os Remedios no contemplan la normativa existente en materia de seguridad para los bañistas, y la situación laboral que padecen los monitores y auxiliares monitores-socorristas “pon en grave risco aos usuarios do mesmo”. Así lo señala un escrito que a finales del mes pasado dirigieron varios trabajadores del Servicio Municipal de Deportes al concelleiro responsable de Deportes, Fernando Varela, y al gerente del Servicio Municipal de Deportes, Manuel Mosquera.
En el escrito presentado por Registro del Pabellón y al que tuvo acceso Ourense Dixital, fue silenciado por los responsables del complejo deportivo, y en el mismo se advierte que “non se ten adoptado medida algunha para garantir a seguridade dos usuarios do servizo” pese que los responsables del recinto tienen conocimiento de los hechos.
En tal situación y con el escrito remitido al presidente del Consello Municipal de Deportes, los firmantes del mismo expresan que “esta situación supón exención de calquera clase de responsabilidade por parte dos mesmos no que se refire aos usuarios do servizo”, y se recuerda el desgraciado incidente ocurrido el pasado 29 de marzo en el Colegio Liceo La Paz de A Coruña, donde un niño de tres años murió ahogado en la piscina del centro escolar.
En el caso del Pabellón de Os Remedios de Ourense, los firmantes del escrito recalcan que “os traballadores se limitan a cumplir órdenes dos superiores inmediatos”.
En las piscinas del Pabellón de Os Remedios, competencia del Concello de Ourense pese a su carácter autónomo y a depender en primera instancia del Consello Municipal de Deportes, “non hai de xeito habitual un socorrista na piscina de 25 metros e dous socorristas na piscina de 50 metros, ademáis dos monitores correspondentes”, señala el escrito.
Esta situación conlleva con demasiada frecuencia que el monitor auxiliar-socorrista tenga que hacer las dos funciones, dar los cursillos correspondientes y vigilar lo que acontece en toda la psicina. “O que é imposible”, ya que, señalan los trabajadores que “no caso dun incidente, este pode pasar desapercibido, e no caso de que non pasara desapercibido suporía atender ao incidente e desatender aos asistentes ao cursiño, co risco que supón adoptar calquera das opcións”.
Además, se pone de manifiesto que en algunas ocasiones en las que hay un socorrista ejerciendo de tal, “hai un número moi elevado de usuarios, polo que resulta imposible realizar unha vixiancia eficaz da instalación”. Máxime si esta situación se produce en la piscina de 50 metros, donde debe haber dos socorristas además del monitor.
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