A efectos contributivos, la vida es más fácil en A Peroxa, Cartelle, A Bola y Vilardevos. En cualquiera de estos cuatro concellos, la presión impositiva sobre el contribuyente está por debajo de los 200 euros al año. El resto de los 6 concellos que conforman el ranking de los 10 donde menos se paga en Tasas e Impuestos no superan los 215 euros. Todos ellos son concellos humildes, sin grandes recursos (como ocurre en Chandrexa de Queixa, Manzaneda y Vilariño de Conso, producto del canon de los embalses) pero también sin que sus gobiernos municipales exijan a los vecinos grandes sacrificios económicos.

Es la cara contraria de los 3 concellos que aparecen en la tabla de los que más ingresan, Vilariño de Conso, Manzaneda y Chandrexa. Pero igual que su ingreso es regalado por las eléctricas por los suelos anegados por los embalses, tampoco ese dinero se traduce en servicios e infraestructuras para sus vecinos. De hecho, paradójicamente, los tres se ubican en zonas social y económicamente deprimidas de esta provincia, con poblaciones sobre envejecidas y dos de ellos, Vilariño de Conso y Chandrexa de Queixa, entre los tres concellos con mayor dispersión población (no llegan a 3 habitantes por kilómetro cuadrado).

El caso de Vilariño de Conso roza (sino lo alcanza) lo escandaloso: sus 586 habitantes tocan a 2.038 euros en Tasas e Impuestos. Por suerte para ellos una gran parte la pagan las eléctricas, igual que ellos no la ven repercutida en su concello y sólo el Concello sabe a donde va a parar el dinero.